Haciendo cuentas, podemos decir que aproximadamente 690 gramos de los residuos que generas cada día terminan en un relleno sanitario. Las cifras son así:
Los rellenos sanitarios, como su nombre lo
dice, son espacios en los cuales los residuos son enterrados,
es decir, se convierten en un pasivo ambiental por muchos
años.
En el corto plazo, los rellenos sanitarios emiten grandes
cantidades de gas metano (CH4) y bióxido de carbono (CO2),
ambos precursores del cambio climático, y compuestos orgánicos
volátiles (COV). Además de esto, si no reciben un manejo
adecuado, los rellenos pueden generar lixiviados
(escurrimientos que contaminan el subsuelo y el manto
freático).
Las personas que viven alrededor de esos lugares se ven
afectadas por el mal olor y pueden sufrir enfermedades
respiratorias y dermatológicas. Si hay un mal manejo del
relleno sanitario, las fuertes concentraciones de gases pueden
causar una explosión.
Además de los rellenos sanitarios, hay basura que también
llega a tiraderos a cielo abierto y presentan los mismos
problemas de los rellenos, con el agravante de que están al
aire libre.
Y por si esto no fuera suficiente, piensa que los residuos que
enterramos seguirán ahí durante 50, 100 o más años. ¿Cómo
lidiarán nuestros hijos y nietos con estos pasivos?
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