Cuando, por ejemplo, una empresa fabrica impresoras, las
programa para que queden inservibles en un tiempo prefijado,
con el fin de mantener y continuar ampliando su mercado. La
mayoría de los productos electrónicos están programados para
"morir" en una fecha determinada. Al cabo de dos o tres años
el microondas, el celular, la computadora e incluso las
medias, comienzan a funcionar mal y ya no son tan eficientes
como al principio. Han caído en fase de obsolescencia
programada y se deberán desechar en poco tiempo, porque
saldrá más barato comprar un producto nuevo que repararlo.
La obsolescencia programada ha ocasionado que la producción de
bienes sea brutal y se genere una cantidad exorbitante de
residuos, lo que a su vez provoca grandes problemas
ambientales, sobre todo para los países pobres, pues muchos de
los desechos de los países desarrollados son enviados a países
del tercer mundo o “en vías de desarrollo”.
Ante todo esto, el consumidor se ve obligado a sustituir
constantemente sus bienes y su bolsillo también se ve
considerablemente afectado.
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