La información científica más reciente, incluida en el Sexto Reporte de Evaluación del IPCC, informe sobre las bases científicas del cambio climático, expone la evidencia de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra, que produce cambios generalizados y rápidos en el planeta.
En 2019, las concentraciones de dióxido de carbono fueron mayores que en cualquier otro momento en, por lo menos, los últimos dos millones de años. Ello ha generado que el aumento promedio de temperatura global sea de 1.07°C desde la Revolución Industrial. Si consideramos que la evidencia científica previa ha demostrado que el umbral para evitar mayores riesgos catastróficos para la humanidad y los ecosistemas es de 1.5°C, de no actuar, el aumento de la temperatura podrá alcanzar hasta 5.7°C hasta finales del siglo, y superar los 1.5°C antes de 2030, y los 2°C a mediados del siglo. De mantener el ritmo de emisiones actuales, es altamente probable que en cinco años y medio acabemos con el presupuesto de carbono remanente para el límite de 1.5°C, y en menos de quince años, con el de 2°C.
El informe demuestra que el cambio climático ha causado lluvias más intensas en periodos más cortos de tiempo y, de la mano, con sequías más frecuentes e intensas en ecosistemas y sistemas agrícolas; una mayor acidificación de los océanos; un aumento promedio de 3.7 mm al año en el nivel del mar; un desplazamiento de las zonas climáticas hacia los polos y cambios en la temporada de crecimiento de cultivos; una mayor frecuencia e intensidad de los extremos calientes, incluyendo olas de calor, mientras los extremos fríos han sido menos frecuentes; y un aumento en la probabilidad de eventos extremos, incluyendo ciclones, incendios e inundaciones.
Con base en esa situación, la comunidad internacional ha declarado que nos encontramos ante una emergencia climática, que es una situación en donde se requieren acciones urgentes para reducir o detener la crisis climática y evitar los potencialmente irreversibles daños ambientales que resultan del mismo. Muchos de estos cambios ya serán irreversibles por siglos o milenios, pero mitigarlos o evitar más impactos negativos en el futuro dependerá de decisiones más ambiciosas y urgentes de gobiernos, empresas y sociedad.