En las noticias, periódicos y en las redes sociales se habla cada vez más de los efectos del cambio climático, como la pérdida de ecosistemas o extinción de especies. Pero, ¿sabes qué lo genera? Para entenderlo es necesario saber cómo nuestro planeta regula su temperatura.
El efecto invernadero es el mecanismo mediante el cual la atmósfera de la Tierra retiene calor; esto lo hace gracias a la presencia de ciertos gases conocidos como gases de efecto invernadero (GEI).
La Tierra está protegida por una capa de GEI localizados en la atmósfera que permiten una temperatura ambiental promedio de 15°C, la cual es una temperatura apropiada para todas las formas de vida. Cuando aumenta la concentración de GEI en la atmósfera, nuestro planeta absorbe más calor, lo que provoca un incremento en su temperatura promedio; dicho efecto se conoce como calentamiento global. Este fenómeno provoca alteraciones en el clima por periodos largos de tiempo, dando lugar al cambio climático.
Este último es definido como un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparable.
Los gases de efecto invernadero
La atmósfera se conforma principalmente por nitrógeno (N) en un 79%, oxígeno (O2) en un 20%, mientras que el 1% restante está compuesto por otros gases, entre ellos el bióxido de carbono (CO2) con un 0.03%, aunque con esta aportación se coloca en el primer lugar de los GEI.
De los GEI que se encuentran en la atmósfera, los principales responsables del efecto invernadero natural son:
Sin embargo, a partir de la Revolución Industrial, las actividades humanas han intervenido en las dos causas principales del cambio climático, ya que han aumentado la generación de GEI y han reducido de sumideros de carbono o ecosistemas que naturalmente absorben GEI principalmente a través de la fotosíntesis en las plantas, como los bosques.
La intervención humana ha alterado los ecosistemas naturales y la composición de gases en la atmósfera. Las principales actividades humanas que generan GEI, por cada uno de ellos, son:
El calentamiento global
Cada año la temperatura máxima alcanzada en cada estación es mayor, ¿lo habías notado?, ¿sabes a qué se debe? Por sorprendente que te parezca, esto se debe a nosotras, las personas, pues nuestras actividades como el comercio, la extracción de combustibles fósiles, la minería, la industria, el transporte, la agricultura, la prestación de diferentes servicios y prácticamente todas nuestras actividades del día a día, usan energía y emiten GEI.
Desafortunadamente, cuando la concentración de estos gases es mayor, la temperatura del planeta aumenta más de lo que debería. En los últimos años ha habido una, la tendencia de aumento en la temperatura promedio de la atmósfera. A este fenómeno lo hemos llamado calentamiento global.
Aunque parezca muy simple, el aumento en la temperatura del planeta afecta directamente al clima; desequilibra y desordena los ciclos naturales, alterando los servicios ecosistémicos, pone en riesgo la supervivencia de la biodiversidad, la calidad de vida de las personas, provoca lluvias intensas, sequías y problemas de salud pública. Estos efectos son conocidos como el cambio climático.
Fuente: Sedema. |
La mitigación y adaptación al cambio climático
Para actuar ante el cambio climático, es necesario poner en marcha acciones de mitigación y adaptación.
Cuando hablamos de mitigación nos referimos a las acciones que reducen la emisión de GEI, sobre todo en los sectores que contribuyen de mayor manera a emitir estos gases a la atmósfera, como la generación y uso de energía, el transporte, la industria y los residuos.
Por otra parte, las acciones de adaptación al cambio climático se refieren a la adopción de medidas para reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos del cambio climático. Es decir, la adaptación consiste en medidas para reducir los riesgos de las personas y sus medios de vida, los ecosistemas, la infraestructura y nuestras actividades económicas y productivas frente a los impactos esperados y potenciales del cambio climático.
La adaptación puede tener diferentes enfoques y áreas de acción, por ejemplo: