Aún cuando es difícil predecir un próximo evento de gran magnitud en la Ciudad, sí es posible controlar la manera en que responderemos ante estos desafíos. Si bien, una ciudad resiliente puede mantener sus funciones esenciales y recuperarse de manera rápida y eficaz ante un desastre, al trabajar en construirla se alcanzan varios beneficios, como:
Trabajar en la resiliencia nos permite construir el futuro de la Ciudad de tal manera que nos podamos adaptar a los nuevos retos que se presentarán en el siglo XXI, y transformarlos en oportunidades de crecimiento y desarrollo para todos.