▲ Orillas del Lago de Chapala, en Guadalajara, Jalisco. Foto Arturo Campos Cedillo, Reportera Carolina Gómez Mena
Periódico La Jornada, Domingo 15 de septiembre de 2019, p. 8
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 75 por ciento del medio ambiente terrestre, 40 por ciento del ambiente marino y 50 por ciento de los cuerpos de agua presentan signos de degradación, señalaron a La Jornada, Grant Willson, director de abogados del Earth Law Center, de Estados Unidos y especialista en derechos de la naturaleza, y Claudia Brindis, fundadora de Derechos de la Madre Tierra México y experta en el programa Armonía con la Naturaleza de la ONU.
Ante esa crisis medioambiental sostuvieron que es indispensable legislar con base en los derechos de la naturaleza, es decir considerarla como un sujeto de derecho, no como una propiedad que se puede explotar sin importar el daño. Y es que se debe comprender que la naturaleza "es un ser vivo que tiene derecho a existir".
Indicaron que así como el ser humano es protegido por leyes, la naturaleza también debe serlo, y se debe reconocer su derecho a existir, prosperar y evolucionar.
Indicaron que ya en diversas partes del mundo se legisla desde ese ángulo, por ejemplo en la Constitución de Ecuador se establece que la naturaleza tiene derecho a existir, persistir, mantenerse y regenerarse.
También ya existen leyes nacionales en tal sentido en Bolivia, Uganda, Nueva Zelanda, Colombia y Bangladesh se han reconocido los derechos de los ríos, bosques y montañas.
Los expertos explicaron que si una empresa es reconocida como un ente con derechos, por qué no reconocer a los ríos esa misma condición, y citaron que en tal sentido un río tiene derecho a fluir libremente (sin tener presas que propician su contaminación) y a regenerarse.
Destacaron que también en México hay ejemplos en la materia, ya que en la Constitución de la Ciudad de México se habla que el derecho a la preservación y protección de la naturaleza será garantizado por las autoridades.
Willson comentó que los ríos son contaminados por las industrias, por las actividades agrícolas, por las descargas de aguas residuales. Muchos de ellos están muriendo, debido a que en las legislaciones el agua sólo es considerada como un recurso, como un bien, y a nadie se obliga a no contribuir a su degradación.
Además las aguas de los ríos se detienen con presas muchas veces innecesarias. La construcción de grandes represas afecta a más de dos tercios de los ríos, y con esto se fragmentan los ecosistemas y se reduce la biodiversidad.
"Los derechos de los ríos no son un sueño, el movimiento para otorgar derechos legales a los ríos está surgiendo en todo el mundo". En Earth Law Center se redactó una declaración que establece que los ríos tienen como mínimo el derecho al flujo, a estar libres de contaminación y el derecho a la restauración, entre otros.
Brindis indicó que en el mundo más de 40 por ciento de las tierras son de uso agrícola y urbano, y sólo 13 por ciento están clasificadas como vírgenes, en lugares aislados e improductivos, lo que evidencia la sobrepoblación y sobreproducción, mientras que el resto son desiertos o territorios no aprovechables.