¿De qué manera construimos y adecuamos nuestra ciudad, barrio y casa a las necesidades de la población tomando en cuenta al medio ambiente? Algunas acciones son, por ejemplo, los puentes que se construyen para cruzar una barranca, cavar pozos para obtener agua y desagües para evitar inundaciones; también las modificaciones en los reglamentos de construcción, permite que nuestras casa y edificios resistan sismos o fenómenos climáticos.
Podemos y quizá debamos preguntarnos, ¿de qué manera las decisiones que tomamos en nuestras ciudades afectan al medio ambiente? La modificación de grandes avenidas para darle preferencia a un transporte masivo y mucho más eficiente, como el Metrobús en nuestra ciudad que genera menos tránsito vehicular y disminuye la contaminación. Construir ciclopistas para disminuir los desplazamientos en auto, mantener parques, sembrar jardines con plantas apropiadas para polinizadores, así como rehabilitar ríos y canales, multiplica los beneficios ambientales y fomenta, además, un cambio en los hábitos de la población. Todo ello nos hace más sanos y, al vincularnos con el cuidado del medio ambiente, genera la posibilidad de tener mayor conciencia ambiental.
Otras decisiones que afectan directamente nuestro entorno en términos ambientales y urbanos, tienen que ver con la generación y manejo de los residuos. Es necesario que la población separe sus residuos y minimice el consumo de determinados productos por toda la contaminación y gasto de energía que ello conlleva.
También están, por ejemplo, las leyes y normas en materia de prohibición de plásticos de un sólo uso, la reglamentación de productos compostables, fomentar el uso de envases diseñados para reutilizarse múltiples veces, así como promover la reparación de herramientas y dispositivos como son las computadoras, teléfonos, televisores, videojuegos, en vez de reemplazarlos por aparatos nuevos. Todas ellas son decisiones que involucran nuestra vida cotidiana y que están basadas en una visión y una política para generar menos basura; con ello hacemos más habitables nuestros barrios y nuestras casas. Todo esto, por supuesto, disminuye el impacto al medio ambiente de todos los habitantes de la ciudad.
Tu también puedes mejorar la ciudad al nivel de tu casa, colonia o barrio. Organízate con tu familia o vecinos para sembrar jardines polinizadores, cosechar agua de lluvia en tu edificio o cambiar el concreto por grava, pues permite la filtración del agua pluvial y la recarga de los acuíferos. Además, ve de compras con tu propia bolsa de tela y carga con tu termo para evitar vasos desechables cuando compres un café.
Todo lo que te rodea es naturaleza, no te miento. Y por más raro que suene, debes saber que para producir cualquier cosa, ya sea la ropa que traes puesta, la silla donde estás sentada (o) mientras lees esto, la computadora o celular desde donde encontraste esta publicación, las paredes que te rodean, la ventana desde donde entra la luz a tu habitación, fue necesario extraer de la naturaleza recursos como metales y minerales, combustibles fósiles, materiales de construcción, árboles, fibras y otros recursos que fueron procesados hasta tener todas las características que los hacen funcionar para satisfacer nuestras necesidades.
A nivel mundial, las personas consumimos alrededor de 100 mil millones de toneladas de esos materiales en un sólo año1. Cada vez que se extrae de la naturaleza estos recursos, se utiliza una gran cantidad de agua y energía; agua que deja de estar disponible para consumo de los seres vivos y energía que se convierte en emisiones de gases contaminantes.
Los materiales fabricados con base en estos recursos son modificados para hacerlos duraderos y que no se desintegran fácilmente. El problema es que cuando no son aprovechados adecuadamente, al final de su vida útil se convierten en desechos que a la naturaleza le cuesta mucho trabajo digerir para incorporarlos a su ciclo natural.
Cada persona en el mundo usamos en promedio más de 13 toneladas de materiales en un año1, a través de los bienes y servicios que adquirimos. Aunque el consumo siempre es mayor para los habitantes de países desarrollados, en contraste con los países en desarrollo, como México, entre todos estamos usando al año los recursos que a la Tierra le toma 1,5 años producir. Es decir, cada año, la naturaleza no puede recuperar la mitad de lo que le quitamos.
Consumir y desechar es un mal hábito que hemos practicado por siglos. Esto ha generado que en el mundo existan ya 5 grandes islas de basura en los océanos, cuyo principal componente son los plásticos de un solo uso, esos utensilios plásticos que nos venden como “desechables” y que son diseñados para usarse una sola vez antes de irse a la basura.
¿Has notado cuántos desechables usas y tiras a la basura a diario? En nuestra ciudad generamos alrededor de 13 mil toneladas de residuos al día, de los cuales 1 de cada 3 de los residuos generados son plásticos de un solo uso que, por lo general, tardarán más de 100 años en degradarse y que, durante ese mismo tiempo, contaminarán nuestro ambiente día a día1. Además, en su lentísimo proceso de desintegración emiten gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera, colaborando con ello al cambio climático el cual trae graves consecuencias como eventos meteorológicos extremos, hambrunas, extinción de especies y la amenaza de que desaparezcan ecosistemas como arrecifes de coral, selvas tropicales o ríos2.
Otra consecuencia de que hayan tantos residuos plásticos en el mundo y en nuestra ciudad es que en una de sus fases del proceso de degradación, se transforman en microplásticos que, por su tamaño, pueden ser inhalados cuando se volatilizan; también son consumidos por fauna silvestre y por los humanos a través de nuestros alimentos. De hecho, se estima que las personas comemos lo equivalente en plástico que contiene una tarjeta de crédito en una semana3 y aunque no se conocen aún las consecuencias de ingerir estos materiales, seguro no es saludable consumir plásticos pues son derivados del petróleo.
Las cifras de consumo son muy altas. Por todos lados somos bombardeados una y otra vez por anuncios que nos seducen a comprar productos que prometen un sinfín de beneficios y aseguran facilitarnos la vida de cualquier forma. Parece inevitable dejar de comprar todo aquello que nos ofrece comodidades y satisfacción, pero, ¿qué de todo lo que consumimos realmente necesitamos?
Al consumir lo innecesario aportamos a esta sobre explotación de materiales. Consumir por consumir, por vivir cómodamente sin mirar de dónde viene todo aquello que usamos y desechamos está dañando nuestro ambiente. Para reducir el impacto deberíamos bajar drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, así como disminuir el consumo de agua.
Cada vez que salgas de compras pregúntate “¿realmente lo necesito?”. Da preferencia a los artículos cuya vida útil es más larga para que puedas sacarle provecho a tu inversión. Genera el cambio, deja de consumir lo que no necesitas, ¡piénsalo! Si lo hacemos todos, el deterioro ambiental y sus efectos disminuirían en gran medida. Recuerda que lo que consumes y desechas es naturaleza.
1 The Guardian Journal. World’s consumption of materials hits record 100bn tonnes a year.
www.theguardian.com/environment/2020/jan/22/worlds-consumption-of-materials-hits-record-
100bn-tonnes-a-year?CMP=Share_AndroidApp_WhatsApp Fecha de consulta 9 de octubre, 2020.
2 La humanidad agota hoy los recursos que la Tierra produce en todo un año
www.lavanguardia.com/natural/20170802/43270260867/humanidad-agota-recursos-un-ano-tierra.html
3 WWF. Consumimos el equivalente a una tarjeta de crédito cada semana. 2019.
www.wwf.es/informate/actualidad/?50940/Consumimos-el-equivalente-a-
una-tarjeta-de-credito-cada-semana Fecha de consulta 9 de octubre, 2020.
¿Alguna vez te has preguntado cuántos alimentos se desperdician en tu hogar? Pon atención o haz memoria de cuántas veces tú o alguien de tu familia han encontrado en el refrigerador, alacena o en cualquier lugar oculto de casa algún alimento putrefacto o con la caducidad vencida. Piensa, también, ¿cuántas veces han dejado su plato a medio comer y las sobras acaban en la basura? Aunque haya ocurrido pocas ocasiones, ambas situaciones expresan problemas sociales y ambientales que traspasan fronteras.
Se estima que una tercera parte de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician. ¿Te imaginas cuánto puede ser tal cantidad? Esto es 1.300 millones de toneladas anuales, suficientes para alimentar a 3.000 millones de personas1. Esta “fuga de alimentos” se puede dar durante la producción, transporte o refrigeración de los mismos, durante su utilización como ingredientes en platillos o como residuos de alimentos consumidos parcialmente.
Tan solo en México, cada año se desperdician en promedio 28 millones de toneladas de alimentos2. Para producirlos se utilizó la cantidad de agua equivalente a lo que consumimos todos los habitantes del país en un año. ¿Te das cuenta? Desperdiciar alimentos también implica un desperdicio considerable de agua. Además, en los procesos de producción, transporte, refrigeración y manejo de esa cantidad de alimentos, se emitieron gases equivalentes a los que emiten 14 millones de vehículos en un año, los cuales afectan la calidad del aire y contribuyen al calentamiento global.
En un año cada mexicana (o) desperdicia cerca de 250 kg de comida3, y si en nuestra ciudad somos 9 millones de personas, al hacer cuentas resulta que desperdiciamos alrededor de 2 millones 250 mil toneladas, esto es solo una cifra tentativa. Sin embargo, a pesar de que se desconoce la cifra exacta, en la ciudad se están realizando acciones para disminuir el desperdicio y aumentar su aprovechamiento. Por un lado, a través de los bancos de alimentos nacionales, liderados por organizaciones de la sociedad civil, donde se recupera toda la comida que desechan hoteles, restaurantes y supermercados, pero que aún es comestible4. Luego son distribuidos a los sectores poblacionales con bajos recursos para combatir así el hambre y atender el Objetivo 12 del Desarrollo Sostenible: “Hambre Cero”.
Otra forma de aprovechar toda la energía, agua y nutrientes de estos alimentos es a través del compostaje, porque así se reincorporan a la tierra los nutrientes de residuos vegetales y pueden obtenerse de ella nuevos alimentos. En este ciclo no hay residuos, es decir, es un ciclo Basura Cero.
Existen también iniciativas ciudadanas internacionales para reducir el desperdicio de comida y promover la solidaridad, como es el caso de la App Olio, originaria del Reino Unido, y que está disponible en nuestra ciudad desde el año pasado. Su objetivo es poner en contacto a personas que tengan alimentos que no comerán con otros que los requieran y que los obtengan regalados. Por ejemplo, si ya no ocuparás dos jitomates, publicas su foto en Olio y la persona que los necesite se contacta contigo a través de la app, acuerdan un punto de entrega y listo.
Un compromiso con el ambiente y con las personas nos obliga a prestar atención a nuestro consumo y desecho de alimentos. Revisa tu refrigerador cada semana y pon a la vista los alimentos más viejos, para evitar olvidarlos y que se echen a perder. Comparte con vecinos, familiares, amigos o con personas en situación de calle si ya no los vas a consumir (también puedes publicarlos en Olio o en otras aplicaciones parecidas).
Cuando vayas de compras, no le hagas el feo a la fruta o verdura con imperfecciones. Aunque no sean “bonitos” esos alimentos tienen el mismo valor nutrimental que los demás, y se les invirtió igual cantidad de trabajo, energía y agua. Evita que terminen en la basura porque nadie los quiso comprar.
Sobre todo, recuerda que nuestros alimentos son naturaleza, por eso “termina tu plato” y ayuda a cuidar el medio ambiente.
El 5 de octubre quedó establecido como el Día de la Jardinería Ambiental. ¿Te percataste que este importante acontecimiento fue impulsado por congresistas y ciudadanos comprometidos con la Ciudad de México? Esta fecha floreció para impulsar una política pública en la materia; el objetivo es involucrar a todos los niveles de gobierno y ciudadanía para recordarles el enfoque ambiental con el que se deben manejar las áreas verdes tan importantes para un entorno saturado de cemento. Pero, ¿Qué es la jardinería ambiental?1
Existe una práctica dominante de hacer jardinería que por sus características de diseño, selección de especies y formas de mantenimiento no ha sido amable con el ambiente natural de la Ciudad de México. Por lo que la Jardinería Ambiental, la concebimos como una práctica destinada al cuidado de las áreas verdes que son superficies cubiertas de vegetación natural o inducida que podemos encontrar por toda la ciudad, incluyendo las que podamos tener en nuestro hogar.
La Jardinería Ambiental también promueve las especies que son endémicas de una ciudad, ya que así se conserva la biodiversidad y al mismo tiempo aumenta la presencia de la fauna local, necesaria para la reproducción general del ecosistema. ¿Te das cuenta que la jardinería ambiental es importante?, ¿que tanto prioriza la Ciudad de México en la jardinería ambiental?2
La Ciudad de México invirtió el año pasado 1,332 millones de pesos en la rehabilitación de 1199 hectáreas de parques y espacios públicos; y en este año, dentro del programa “Reto Verde”, se rebasó la meta de plantar 10 millones 446 mil 60 árboles, herbáceas y cubresuelos. Todavía se espera que en los meses que restan del 2020, se coloquen 4 millones más de árboles y plantas en suelo de conservación y medio millón en suelo urbano. Este enorme esfuerzo puede ser acompañado por un trabajo igual de grande en cuanto a su mantenimiento, utilizando criterios de jardinería ambiental como son; el riego considerando el uso eficiente del agua y el combate a las plagas, usando sustancias no tóxicas para los polinizadores. Evidentemente, ante la dimensión del reto, se requiere el concurso de la ciudadanía3.
Como se apunta en el inicio, la jardinería ambiental fue propuesta para recordar que se requiere del enfoque ambiental en el manejo de las áreas verdes, necesarias para la sustentabilidad urbana. Saber cuales son las especies endémicas es un buen punto de partida; por ejemplo, especies como el Girasol Morado, Verbenas, Hierba Dulce, Garbancillo, Plumerillos, Sensitivas, Retama, Manettia, Trompetilla, Escobillas, Yolochichitle, Mirto Chico, Aceitillas entre otras.
La jardinería ambiental aporta a la construcción de una ciudad sustentable y con mayor biodiversidad, por eso; integra este enfoque en el cuidado de las áreas verdes que te rodean y haz uso responsable y eficiente de los recursos naturales para su mantenimiento.
Ante la situación de confinamiento doméstico como la que vive el mundo, la jardinería puede ser un espacio para re-crear nuestra relación amorosa con el mundo vegetal inmediato, pudiendo colaborar con ello en la conformación de pequeños oasis en medio del desierto.
Guía para la creación de Jardines polinizadores
1- sedema.cdmx.gob.mx/comunicacion/nota/cdmx-400-mujeres-jardineras
2- data.sedema.cdmx.gob.mx/biodiversidadcdmx/especies.html
3-www.facebook.com/EducacionAmbientalCDMX
La Ciudad de México es tan diversa en gente como en comidas, sonidos, olores y colores. Detente un momento en tu caminar y mira a tu alrededor: ¿qué colores observas en tu entorno? ¿Cuáles predominan y llenan tu vista? ¿Cafés, rojos, azules, morados, verdes o grises?
Aunque probablemente encontrarás diversos y coloridos entornos, en una ciudad tan grande como la nuestra hay zonas en las que el color predominante es el gris, esto es por el asfalto, el concreto de los edificios, las construcciones, las avenidas, las fábricas que nos rodean y hasta los gases de los coches. ¿Cómo te sentirías si en cualquier zona de la Ciudad de México el color que predominara fuera el verde? ¿Crees importante que en nuestro caminar la vista se llene de verde?
Piensa en la ciudad años atrás, siglos atrás. Los aztecas vivieron rodeados por un gran lago, esto nos ayuda a entender su particular visioÌn respecto a los colores de su entorno. Imagina el panorama que cotidianamente contemplaban: lagos, riÌos, chinampas rebosantes de plantas, fundidos en una sola imagen, donde se mezclaban los verdes de los sembradiÌos y las montañas con los azules del agua.
Por esta razón, para los indiÌgenas existía un color denominado chalchihuitl1 o lo que hoy sería “verdeazul”, el cual es un color puro, casi primario y sin fronteras, ya que la naturaleza misma se negaba a separarlos2. Su jerogliÌfico se utilizaba para describir los liÌquidos y la buena cosecha y, al mismo tiempo, era un siÌmbolo abstracto para referirse a todo aquello que es valioso, representado en los jades y esmeraldas.
La primavera también se representaba con este color. En esta época, las semillas comienzan a germinar, salen brotes en los árboles y despierta la belleza verde que hace florecer los demás colores de la naturaleza. La primavera significa crecimiento y el verde se convierte, entonces, en el color simbólico de todo lo que puede desarrollarse y prosperar. En algunas culturas hemos asociado el color verde con la esperanza, la fertilidad, la riqueza y la buena salud.
¿Te gustaría que nuestra ciudad se renueve y se asocie otra vez con el rebosante verde-azul ?? ¡Tú puedes germinar la esperanza de un ambiente verde en equilibrio a través del Reto Verde!
Esta iniciativa impulsada por el Gobierno de la Ciudad de México, se propuso sembrar y cuidar 10 millones de árboles y plantas en la ciudad entre junio de 2019 y noviembre de 2020 en calles, avenidas, camellones, bosques, áreas naturales protegidas y diversas zonas en suelo urbano y de conservación, es decir, hacer que nuestro caminar se pinte de verde y así, vigorizar la ciudad.
La excelente noticia es que gracias a la participación de más de 28 mil personas entre personal del gobierno de la ciudad, de las alcaldías, así como de promotores y ciudadanos como tú, a finales de julio de este año ¡rebasamos la meta con 10 millones 446 mil 60 árboles, arbustos, herbáceas y cubresuelo plantados en zona urbana y Suelo de Conservación!
Al llenar nuestra vista de verde, mejoramos nuestro paisaje cotidiano y motivamos los sentimientos de esperanza, buena salud, fortuna, vida, fertilidad, abundancia, riqueza y suerte. También al llenar de verde nuestra ciudad, contribuimos con diversos beneficios ambientales para la misma: mejoramos la calidad del aire, ya que las plantas producen oxígeno y retienen contaminantes; con la sombra, humedad y frescura de los árboles y el resto de la vegetación regulamos la temperatura, evitamos que el suelo se erosione y se favorece la infiltración del agua; asimismo, la revegetación contribuye a recuperar uno de los grupos más relevantes para la vida en general y de manera particular para los humanos: los polinizadores, lo que ayuda en la conservación de la biodiversidad.
Con todo esto, ayudamos a mitigar el cambio climático. ¿Ves por qué es importante que en nuestro caminar la vista se llene de verde?
Aunque la meta se cumplió, el Reto Verde continúa. Para el resto de este 2020, se contempla la revegetación de 4 millones más de árboles y plantas en Suelo de Conservación y otro medio millón en suelo urbano. El derecho a un medio ambiente sano es compromiso, responsabilidad y agradecimiento de todos y todas.
¡Ayúdanos a vigorizar la ciudad! Aún puedes sumarte al Reto Verde en cualquiera de sus tres ejes: preparar los suelos, sembrar y cuidar lo sembrado4. Recuerda que la mejora del ambiente y el pintar de verde tu entorno comienza desde tu camellón, tu pequeña parcela o tu huerto urbano.
Hoy más que nunca retomemos el verde-azul de los aztecas y elevemos de nueva cuenta la categoría del verde a todo aquello que es valioso, representado ya no en jades y esmeraldas, sino en árboles y plantas. Digamos juntos: ¡Verde, que te quiero verde!
1 Algunos antecedentes sobre el uso del color en el México indígena.
www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/048/VictorManuelOrtiz.pdf
2 En naÌhuatl, el teÌrmino xiuhuitl designa indistintamente el verde puro y el azul puro.
Hay que tomar en cuenta que existen además 13 tonalidades de verdes y azules.
Eulalio Ferrer. El color entre los pueblos Nahuas
www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn31/612.pdf
3 La palabra verde deriva del latín virÄdis que significa vigoroso, vivo, joven.
Los romanos tenían un mayor aprecio por este color ya que era el color de
Venus la diosa de la belleza, los jardines, las verduras y los viñedos.
4 Reto Verde. sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/reforestacion