Suelos y plaguicidas, una relación tóxica

06 Diciembre 2022 Calidad del aire 815
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En diciembre conmemoramos dos celebraciones que nos invitan a concientizar sobre la importancia de mantener la calidad de los suelos para la seguridad alimentaria, el buen estado de los ecosistemas y el bienestar de la humanidad: el 3 celebramos el Día Mundial de No Uso de Plaguicidas y el 5 celebramos el Día Mundial del Suelo. Por eso, en el presente texto encontrarás información relevante para reflexionar sobre esos temas. 

¿Sabes qué hay debajo de tus pies? El suelo es mucho más importante de lo que te imaginas: en él viven muchos organismos; sobre él se construyen hogares y ciudades enteras; también ayuda a regular el ciclo del agua. Podemos decir que el suelo es el sostén de la vida porque provee de nutrientes tanto a animales como a plantas y humanos, pues en él se cultivan y cosechan nuestros alimentos. ¿Lo ves? El suelo es un sistema vivo, y como tal, también puede enfermar y entre los grandes enemigos de su salud están los plaguicidas.

La creciente demanda de alimentos en el mundo ha promovido el uso de plaguicidas, productos químicos, muchos de ellos tóxicos, utilizados para eliminar plagas o controlarlas. De este modo, el uso de estas sustancias incrementa la productividad de los cultivos, pero también contamina al suelo, al ambiente y afectan la salud humana. Aunque los plaguicidas más modernos poseen menos sustancias nocivas para la naturaleza, se siguen utilizando los más antiguos, y más dañinos, por ser menos costosos.

Sin importar el tipo de plaguicida que se aplique en los cultivos, generalmente se usan de manera indiscriminada y descontrolada, de tal forma que se acumulan en el suelo, volviéndolo tóxico, infértil y matando a los organismos que lo habitan y le dan vida. Las consecuencias de su uso no se quedan en el suelo, el daño se extiende hasta el agua e incluso el aire.

Cuando la concentración de estos químicos es elevada, el suelo no logra retenerla y la infiltra junto al agua hasta los mantos acuíferos, de donde, al menos en la Ciudad de México, obtenemos el 70% del agua que consumimos diariamente. En las mismas condiciones, el exceso de plaguicidas puede escurrir hasta los ríos y arroyos, y dispersarse por acción del aire, lo que facilita que las personas, animales y plantas silvestres entremos en contacto con las sustancias tóxicas de los plaguicidas, aumentando el riesgo de sufrir efectos adversos a nuestra salud. 

Entre los animales más afectados por los plaguicidas están las poblaciones de insectos terrestres, como los polinizadores, ¿has oído hablar de ellos? Estos animales son  importantísimos para la reproducción vegetal y la producción de alimentos; y aunque no todos ellos son insectos, podemos reconocer ejemplares como las abejas, mariposas y escarabajos, que juegan este papel, pero que enferman o incluso mueren, al ser expuestos a los plaguicidas. Dicho de otro modo, el uso de plaguicidas conlleva a la pérdida de biodiversidad y alteraciones en la dinámica de los ecosistemas.

Desafortunadamente, el ambiente es rociado cada año a nivel global con 4.6 millones de toneladas de plaguicidas químicos de forma ineficiente. Esto facilita la exposición de seres vivos con estas sustancias de manera constante y prolongada, provocando cerca de 385 millones de casos de envenenamiento involuntario, no mortal y aproximadamente 11,000 muertes en todo el mundo por causa de los plaguicidas.

Los países en desarrollo, incluido México, representan el 25% del uso mundial de plaguicidas en la agricultura y suman el 99% de las muertes derivadas de su uso3. También hay asociaciones significativas entre la exposición humana a plaguicidas y enfermedades como cánceres, afecciones neurológicas, inmunitarias y reproductivas2.

Para nuestra fortuna, podemos combatir esta problemática desde diferentes trincheras. A nivel de producción resulta útil transformar las prácticas agrícolas desde la política pública, en coordinación con los productores, para transitar hacia la agricultura sostenible y reducir el uso de plaguicidas2. Una forma de lograrlo es dar un manejo integrado de plagas al combinar variedades agrícolas resistentes a plagas con la rotación de cultivos y la introducción de depredadores naturales de las plagas más comunes.

Como usuarios, podemos apoyar a través del consumo responsable, el cual consiste en llevar a cabo acciones como: reducir el desperdicio de alimentos, conocer su procedencia, preferir productos sin empaquetados, evitar la compra de los que se generan en masa, apoyar a los productores locales y comprar los alimentos que ofrecen, pues aunque su producción es menor, también es más segura y libre de plaguicidas.

 

Si bien es notorio que el uso de plaguicidas ha facilitado nuestro acceso a alimentos, debemos estar conscientes de que su uso nos daña a todos los seres vivos. Estar informados y tomar acción es nuestra responsabilidad para cuidar de la salud de todas las formas de vida que habitamos este bello planeta.

 

1  FAO. (fecha de consulta: 8 de septiembre, 2022). Día Mundial del suelo, 5 de diciembre

2 ONU-Medio Ambiente. (2022). Efectos de plaguicidas y fertilizantes sobre el medio ambiente y la salud y formas de reducirlos. Por un mundo con productos químicos seguros.

3 FAO. (20 de junio, 2018). Los contaminantes agrícolas: una grave amenaza para el agua del planeta.

 

Cambio de hábitos Vs. cambio climático

24 Octubre 2022 Calidad del aire 754
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En las noticias, periódicos y en las redes sociales se habla cada vez más de los efectos del cambio climático: los cambios de temperaturas y patrones climáticos, la pérdida de ecosistemas o la extinción de especies. Pero, ¿sabes qué lo genera? 

Su origen fundamentalmente es el desequilibrio de gases de efecto invernadero (GEI) presentes en nuestra atmósfera, que ha sido potenciados con las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles la generación de energía, los vertederos de basura, la minería, la tala y desmonte de tierras y bosques, el comercio, la industria, el transporte, la agricultura y prácticamente todas nuestras actividades del día a día implican la emisión de GEI.

Pero tengamos cuidado, los GEI no son del todo los villanos del cuento, pues gracias a ellos existen las condiciones propicias para la vida en el planeta, pues los GEI de la atmósfera retienen calor y se mantiene una temperatura global ambiental promedio de 15°C, la cual es apropiada para todas las formas de vida. Sin embargo, cuando el balance de GEI se rompe, aumenta su concentración y la atmósfera de nuestro planeta absorbe más calor, lo que provoca un aumento en su temperatura promedio, dicho efecto se conoce como calentamiento global. Este fenómeno provoca alteraciones en el clima por periodos largos de tiempo, dando lugar al cambio climático.

 

De los GEI que se encuentran en la atmósfera, los principales responsables del efecto invernadero natural son:

 

  • El vapor de agua (H2O) producido por la evaporación del agua.

  • El bióxido de carbono (CO2) generado a partir de la respiración de los seres vivos, la descomposición de la materia orgánica muerta y los incendios naturales.

  • El metano (CH4) emitido por los humedales y los rumiantes (ganado vacuno) durante su proceso digestivo.

  • El óxido nitroso (N2O) producido por la descomposición bacteriana de la materia orgánica.

  • El ozono (O3), que a nivel troposférico es problemático, resulta de la reacción química entre los componentes del gas LP y la radiación solar, es decir, lo propician las fugas de gas LP. 

Las actividades humanas han intervenido en las dos causas principales del cambio climático, ya que han aumentado la generación de GEI y han reducido sumideros de carbono o ecosistemas que naturalmente absorben GEI, principalmente, a través de la fotosíntesis en las plantas como los bosques, por ejemplo.

En la Ciudad de México los efectos del cambio climático se ven reflejados en los cambios de la humedad y la temperatura. Las lluvias se han intensificado con el paso del tiempo, causando granizadas, inundaciones, deslaves, rachas de vientos que derriban árboles o arrancan los techos de las casas, pero también se viven periodos prolongados de sequías. Ésto desequilibra y desordena los ciclos naturales, altera los servicios ecosistémicos, pone en riesgo la supervivencia de la biodiversidad, la calidad de vida de las personas y ocasiona problemas de salud pública. 

El aumento de la temperatura causa deshidratación, golpes de calor, enfermedades intestinales y respiratorias, sobre todo en la población vulnerable como niñas, niños y personas de edad avanzada; además, ocasiona reacciones alérgicas y de asma porque en estas condiciones se facilita la dispersión de polen en el aire.

La aparición y propagación de enfermedades causadas por algunos microorganismos también está relacionada con el cambio climático. El aumento de temperatura y la acumulación de agua en depósitos naturales o artificiales dan lugar a criaderos de insectos portadores (también conocidos como vectores) de algunas enfermedades infecciosas como dengue, paludismo y fiebre chikungunya.

Para disminuir los efectos del cambio climático es necesario informarse constantemente y seguir las recomendaciones de las autoridades para salvaguardar nuestra integridad, así lograremos construir una ciudad capaz de resistir y recuperarse rápidamente ante los riesgos que este fenómeno ocasiona y podremos estar preparados ante amenazas futuras.

En la Ciudad de México, la Estrategia Local de Acción Climática 2021-2050 y su Programa de Acción Climática 2021-2030 integran una política climática que busca alcanzar cero emisiones GEI en 2050, así como fortalecer la capacidad de adaptación y resiliencia de los ecosistemas, la infraestructura, los sistemas productivos, las personas y sus medios de vida frente a los impactos negativos del cambio climático. ¿Cómo se pretende lograr lo anterior? Al contemplar ocho ejes estratégicos: 1) Movilidad integrada y sustentable, 2) Ciudad solar, 3) Basura cero, 4) Manejo sustentable del agua y rescate de ríos y cuerpos de agua, 5) Revegetación del campo y la ciudad, 6) Capacidad adaptativa y resiliencia urbana, 7) Calidad del aire, y 8) Cultura climática.

Al sumarnos a las acciones derivadas de esta estrategia y  buscar nuevos hábitos individuales y colectivos para reducir las cantidades de GEI que emitimos, uniremos fuerzas para combatir y revertir al cambio climático. 

A partir de hoy:  

  • evita desperdiciar el agua, comienza a aprovechar la lluvia;

  • usa más los pies y menos el coche; sustituye el auto por la bicicleta o el transporte público; 

  • disminuye los residuos que generas, sepáralos para que sean aprovechados, para reducir la cantidad de basura y la contaminación que provoca; 

  • haz compras conscientes; detrás de cada producto hay naturaleza afectada; 

  • repara tu ropa o electrónicos antes de desecharlos, alarga su vida útil al máximo;

  • usa productos reutilizables y sin tantos empaques; 

  • evita y repara fugas de gas; 

  • reforesta y/o cuida las áreas verdes que visites; 

  • consume productos locales y evita el desperdicio de alimentos

  • instala huertos o jardines para polinizadores en tu casa; 

  • usa insecticidas naturales; 

 

Así, cada día realiza más acciones responsables y consistentes que limiten el cambio climático.

 

 

1.ONU Medio Ambiente, ¿Qué es el cambio climático? https://www.un.org/es/climatechange/what-is-climate-change# 

2. NECC. Gases y compuestos de efecto invernadero. https://www.gob.mx/inecc/acciones-y-programas/gases-y-compuestos-de-efecto-invernadero

3.WWF. Antropoceno. https://www.wwf.org.mx/quienes_somos/planeta_vivo/antropoceno/

4. SEDEMA. Estrategia Local de Acción Climática 2021-2050.

 

Valoremos la belleza natural con la Jardinería Ambiental

05 Octubre 2022 Calidad del aire 566
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Seguramente tienes nociones, detalladas o tal vez muy generales, de lo que trata la jardinería: esa práctica llena de técnicas para cultivar espacios verdes donde plantamos flores, árboles, hierbas u hortalizas, ¿y para qué lo hacemos? Por el simple gusto, por lo estético o porque lo elegimos como parte de nuestro medio de alimentación. Pero, ¿en algún momento te has puesto a pensar que el fin de un jardín puede ser el proteger las condiciones del medio ambiente del cual vive y respira?

Esta perspectiva puede hacerse evidente desde el enfoque de la Jardinería Ambiental, que es diferente a la jardinería que toda/os conocemos, pues está destinada al cuidado de las áreas verdes en la ciudad o cualquier otro sitio, al procurar, entre otras cosas, la plantación  de especies endémicas de la ciudad para conservar la biodiversidad local.

Su finalidad no se reduce  a un tipo de estética dominante, pues permite que las flores y plantas se desenvuelvan de manera más natural, así que, ¡despeinemos los jardines y las áreas verdes! Los looks rebeldes, no tan pulcros en sus cortes, favorecen el aumento de la presencia de fauna local, necesaria para la reproducción general de un ecosistema.

Tan necesaria y relevante es en nuestras vidas que el 5 de octubre es reconocido en la Ciudad de México como el Día de la Jardinería Ambiental. ¿Lo sabías?

Por lo anterior, debemos renovar desde ya el enfoque poco ambiental que hasta la fecha hemos dado a nuestras áreas verdes y comenzar a sembrar con conciencia y conocimiento para potencializar la sustentabilidad urbana, o sea, un nuevo equilibrio para la urbe que habitamos. La Jardinería Ambiental permite crecer la biodiversidad de flora y fauna, aprovecha el agua de lluvia al filtrarla en el subsuelo, beneficia nuestro estado de ánimo o bienestar emocional, es un espacio de recreación, todo ello sin dejar de lado que conserva lo nativo. ¡Tantos beneficios!

Es una transición de lo estético a lo cultural, de lo ornamental a lo sustentable; es parte de una educación ambiental que nos enseña a dejar de ver a las hojas secas como “basura” para pensarlas como abono que permitirá a los árboles crecer más fuertes y sanos. Nos enseña a cuidar el agua porque sabemos qué ejemplares locales habitan el jardín, las cantidades que requieren del vital líquido y aprendemos a utilizar los recursos de la naturaleza, como la lluvia. Al mismo tiempo, brindamos alimento y hogar a las especies polinizadoras que son las grandes responsables de los ciclos de vida en la Tierra.

 

Si te das cuenta, es una disciplina, un oficio, un arte, donde converge paisajismo, valores, responsabilidades, conocimientos, cultura y belleza, no de la que estamos acostumbrados a ver con la geometría formal, tonalidades o formas estéticas, sino de la belleza de la vida en su fluir.

Celebración sustentable para que ¡Viva la Ciudad de México!

10 Septiembre 2022 Calidad del aire 403
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  • Cada que llegan las fiestas patrias, cabe reflexionar sobre qué clase de ciudad construimos día a día, y los impactos ambientales que tienen nuestras acciones como la celebración de nuestra independencia nacional.

  • Las partículas y metales liberados por los fuegos artificiales afectan la calidad del aire, causan males respiratorios y aumentan la gravedad de otros como el Covid-19; también, estresan a la fauna silvestre, a nuestros animales de compañía y a las personas. 

 

Septiembre es un mes bello. Dejamos atrás el calor del verano y comenzamos a vestir a la Ciudad de México de los tres colores que caracterizan nuestra identidad, siendo esta tan diversa como la cantidad de mexicanas y mexicanos. Es momento de las fiestas patrias, de hacer relucir todo aquello que nos une: la comida, la música, los postres, bailes y tradiciones. Es momento, también, de reflexionar sobre qué clase de país construimos todos los días desde nuestras actividades en la ciudad, tanto en la cotidianidad como en los momentos especiales y festejos. 

Fue el festejo del centenario de la independencia, durante el gobierno de Porfirio Díaz, cuando se marcó la pauta para las siguientes conmemoraciones. Desde entonces, las fiestas patrias son grandes, coloridas, llenas de ruido y música. Hoy cabe, quizá, dar un paso atrás para  preguntarnos qué clase de convivencia festiva queremos tener, qué consecuencias ambientales tiene y qué dice de nosotros. 

Desde hace años, por ejemplo, se ha realizado el llamado a no tronar cuetes, petardos y toda clase de fuegos artificiales. Vale la pena revisar las razones por las que se pide esto:

  1. Por la contaminación del aire que produce la pirotecnia. Los cuetes están conformados por materiales que, al mezclarse en el aire, liberan monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5). Las partículas suspendidas y metales causan males respiratorios, al tiempo que aumentan la gravedad de otros, como los provocados por el COVID-19. Por otro lado, el CO puede causar malestar como dolor de cabeza por envenenamiento.

  2. No sólo el aire recibe impactos ambientales de los fuegos artificiales. Si está cerca de un cuerpo de agua, el perclorato de sodio que detona la cohetería daña a microorganismos y a la fauna acuática (y sabemos que el agua es un bien que debemos cuidar a toda costa)

  3. Además, la tierra también sufre grave riesgo, ya que la pirotecnia es una importante causa de incendios forestales. El precio lo pagan los ecosistemas, los animales, plantas, sus hogares, el aire y, de nuevo, nosotros. Tan sólo en los primeros 4 meses del 2021 se reportaron 37 incendios en nuestra ciudad. No podemos ser indiferentes ante la gravedad de este asunto. 

  4. Hablemos de la contaminación auditiva. El oído humano tiene la capacidad de percibir ruidos de hasta 90 decibeles sin sufrir un daño. Sin embargo, cuetes como los morteros llegan a los 145 decibeles, perjudicando la audición con efecto de zumbido, el cual puede disminuir, pero no desaparece del todo: su daño es permanente. Además, las personas que pertenecen al espectro autista sufren especialmente, ya que su percepción auditiva es mucho más aguda.

  5. Los animales perciben diferente que los seres humanos, pues escuchan mucho mejor que nosotros. Por lo tanto, las detonaciones les afectan mucho, causándoles pánico y fuertes dolores. 

  6. Por último, pero no menos importante, la pirotecnia es un ejercicio de alto riesgo. Puede provocar quemaduras e incluso pérdida de miembros como dedos u ojos. De hecho, se recomienda que sólo los expertos manejen la pirotecnia

Si después de leer estas 6 razones para no usar pirotecnia este septiembre aún no te has convencido, has de saber que en la Ciudad de México la actividad está prohibida por la Ley de Cultura Cívica (art. 28, fracción VII). Las multas pueden llegar a valer dos mil 172 pesos a tres mil 127, arresto de 25 a 36 horas o 18 horas de trabajo comunitario. Para evitar  los  efectos nocivos de los fuegos artificiales, y para celebrar las fiestas patrias con plena alegría ambiental, aquí hay algunas  recomendaciones:

  • Usa papel picado: este producto artesanal es ya parte tradicional de las festividades de independencia, por lo que no es raro conocer los diseños que exhiben a la catrina o alegres letras que dicen “¡Viva México!”. Eso sí, procura cuidar tus decoraciones para poder utilizarlas en más de una ocasión.

  • Prefiere las lámparas de papel: esta forma de decoración ilumina de manera colorida, por lo que ayuda a crear un ambiente alegre y artesanal. Además, puedes guardarlas y usar en muchas ocasiones distintas. 

  • Artesanías, alebrijes, figuras de barro: ¿Qué mejor momento para hacer un despliegue de las figurillas que coleccionan las familias que la celebración de la mexicanidad? No subestimes el impacto que los objetos pequeños pueden tener en un espacio. 

  • Tejidos típicos: manteles, caminos (qué es pasos?) de mesas y tapices con tejidos de las comunidades originarias, le añaden color y variedad al espacio en el que estés. 

  • Juguetes o instrumentos musicales artesanales.

Además de esto, no hay que olvidar que la música, los bailes y la comida son los puntos centrales de las fiestas. No necesitas tronar cuetes para alegrar la fiesta pues sus consecuencias negativas son cada vez más evidentes. Hay muchas maneras de expresar nuestra alegría y festejar con las personas que queremos. 

Mejor cuando estás con tu familia canta a todo pulmón canciones que los hagan sentir unidos. ¡Viva México! ¡Viva la naturaleza! ¡Viva la ciudadanía responsable que cuida el ambiente de la ciudad!

 

Referencias

 

 

Despégate el chicle para ayudar al ambiente

05 Septiembre 2022 Calidad del aire 3153
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Es de los dulces preferidos por niños/as, jóvenes y adultos/as probablemente por su variedad de sabores y colores, porque mejora la concentración, alivia la tensión, refresca el aliento, nos mantiene alerta e incluso, ayuda a las personas fumadoras a reducir sus ganas de fumar. ¿Ya sabes de qué golosina se trata? Sí, el chicle. Es tan popular en México, que somos el segundo país consumidor de esta golosina en el mundo. Incluso, es común escuchar parte de sus características en algunas expresiones populares del país: “a ver si es chicle y pega”, para situaciones en las que no sabes con certeza lo que va a pasar o “pareces chicle”, cuando no te quieres separar de alguien. Pero es también una herencia maya, ¿lo sabías?, fueron ellos quienes nombraron “sicté yaʹ” a la resina extraída del árbol chicozapote (Manikara zapota), que significa masticar con la boca, con ella se producía industrialmente hasta hace un siglo, el chicle. Este árbol crece en los bosques tropicales de la península de Yucatán, en Guatemala y Belice, aunque ya ha sido introducido en otros países del mundo. Si viene a tu mente la pregunta ¿Entonces los mayas ya masticaban chicles? Bueno no, ellos más bien usaban este látex en ceremonias religiosas, para limpiar la dentadura y principalmente para quitarse la sed. Pero actualmente la mayoría de los chicles que compramos para disfrutar de su sabor, se producen a partir de acetato de polivinilo, un polímero sintético. De hecho, el término correcto de llamar a este dulce sería goma de mascar, pero a las y los mexicanos se nos quedó la costumbre de decirle chicle. Aunque temo decirte que no todo alrededor de los chicles tiene un sabor agradable, ya que mientras refrescan y relajan a quienes los consumen, dejan un mal sabor de boca en el ambiente, en las aves de la ciudad, en la salud e incluso en la economía cuando no son desechados correctamente. Por ejemplo, ¿qué es lo primero que te viene a la mente cuando piensas en los problemas que pueden traer estas golosinas? Seguro las veces que has estado en la molesta situación de separar el chicle de la suela de tu zapato, pero dejame decirte que esta es una de las consecuencias menos graves. Quizás te estés preguntando, ¿de qué otras maneras perjudican estos dulces pegados en las calles? Para empezar, afectan a la fauna de la ciudad, principalmente a las aves, ya que tienden a picarlos al confundirlos con alimento y se les pega en el pico, lo que les provoca asfixia. Además, algunos chicles contienen xilitol, un edulcorante que puede llegar a ser tóxico para los animales de compañía que lleguen a ingerirlas, ocasionandoles incluso la muerte en el peor de los casos. Encima, como ya mencione, otro componente importante de la goma de mascar es el acetato de polivinilo, éste provoca los mismos problemas ambientales que el resto de los plásticos, ya que tarda en degradarse ¡hasta 5 años!, contaminando el agua, suelo y aire durante ese tiempo. ¿Te imaginas?, no se compara con el poco tiempo que los masticamos. Asimismo, al igual que los polímeros sintéticos, son derivados del petróleo, esto los hace contribuyentes a la sobreexplotación de este recurso natural no renovable. Sin olvidar mencionar que los chicles tirados en las calles son un foco de infección porque llegan a albergar ¡hasta 10 mil bacterias y hongos!. También dañan la imagen de la Ciudad de México y forman parte importante de los residuos que terminan obstruyendo las alcantarillas, lo que causa inundaciones y costos importantes al destapar y reparar los sistemas de drenaje. Ya que estamos hablando de costos, dejame contarte que los gastos que implican limpiar exclusivamente estos dulces excede ¡hasta 5 veces el costo original del chicle! Pero, ¿qué crees?, los problemas no terminan ahí. El personal de limpieza es otro de los sectores que resulta afectado porque son quienes tienen la tarea desagradable de quitar los chicles pegados en la ciudad, lo cual les puede tomar bastante tiempo y esfuerzo, te aseguro que mucho más del que nosotros gastaremos al tirarlos correctamente. Por ejemplo, a todos nos ha tocado ver a trabajadores y trabajadoras de limpia del metro, quienes generalmente son personas adultas mayores, removiendo con espátulas los chicles que miles de personas, diariamente, pegan en las instalaciones de este sistema de transporte. Después de leer todo esto, no me dejaras mentir cuando digo que los chicles traen consigo graves problemas ambientales, riesgos a la salud y costos extras en su limpieza, de ahí la importancia de no tirarlos al suelo ni pegarlos en el arbolado e infraestructura y mobiliaria urbana. En lugar de eso, hay que depositarlos junto con los residuos inorgánicos no reciclables, ya que por sus componentes no pueden reciclarse, pero si se mezclan con los desechos que sí pueden tener una segunda vida, terminan contaminándolos e impidiendo su aprovechamiento. Por eso, para que todas y todos vivamos en una ciudad más limpia y de Basura Cero, tira tus chicles en el cesto naranja, ¡no se los pegues al ambiente!
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