¿En qué piensas cuando escuchas la palabra “ozono”? Seguro te viene a la cabeza la capa que nos protege de la dañina radiación ultravioleta sin la cual ni el mejor bloqueador nos salvaría del ardor de piel e incluso de enfermedades graves como el cáncer de piel.
Déjame decirte que el ozono es más que eso y que, dependiendo del lugar en el que se encuentre, puede ser un héroe o un villano.
Ser el bueno o el malo del cuento, depende del lugar dónde se forme y se encuentre. Resulta que el ozono puede formarse en dos lugares: uno es la estratosfera, una capa superior de la atmósfera que se encuentra a más de 20 km por encima de nuestras cabezas y cuando ahí se produce, ahí se queda. Es gracias al papel que juega el ozono en esta capa que podemos considerarlo un héroe.
Por otro lado, el llamado ozono troposférico se encuentra a la altura de la atmósfera en la que nos movemos, así que lo podemos respirar y tiene efectos negativos en nuestra salud. Este es el villano.
Pero ¿sabías que somos nosotros los que propiciamos la generación de este ozono troposférico? Al usar solventes, pinturas, aromatizantes en casa, al transportarnos en auto y quemar gasolina o, incluso, si la gasolina o el gas sin quemar, salgan al ambiente se liberan dos contaminantes: compuestos orgánicos volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno (NOx). Cada uno por separado es dañino, pero al entrar en contacto los COV y NOx en presencia de la radiación solar, se produce una reacción química de la que resulta el ozono que respiramos.
Al entrar en nuestro sistema, el ozono puede ocasionar irritación de nariz, ojos y garganta; generar tos y dificultad para respirar; dolor de cabeza, aumento en la susceptibilidad a infecciones respiratorias y complicaciones en padecimientos como asma, enfisema y bronquitis crónica. Esto puede complicar las condiciones de salud de las personas ante la pandemia que se vive en la actualidad, ya que el COVID-19 ataca directamente al tracto respiratorio.
Como te imaginarás, por todos los productos que usamos y por la forma en que nos transportamos, en la Ciudad de México siempre hay ozono en el aire que respiramos. Sin embargo su concentración varía a lo largo del año, aunque hay una temporada en la que los niveles de ozono en el aire de la ciudad son elevados: la temporada de ozono. ¿Lo sabías?
Ocurre cada año, entre el 15 de febrero y el 15 de junio. En estos días transcurren hace mucho calor, hay poco viento, lo cuál permite que todas aquellas actividades en las que se liberen los COVs y NOx, sean suficientes para que se incremente la formación de ozono bajo las condiciones de temperatura y radiación que caracterizan a este periodo del año, incluso cuando el flujo de los autos sea bajo.
El ozono es uno de los contaminantes que más se toma en cuenta para la activación de las Contingencias Ambientales. Todos los días se llevan a cabo monitoreos de su concentración y de otras partículas microscópicas (PM) en la Zona Metropolitana del Valle de México, y así es como se determina la calidad del aire de nuestra urbe, que puedes consultar en AireCDMX.
Como puedes darte cuenta, la calidad del aire depende de nuestras acciones. Por eso en esta temporada de ozono disminuye el uso del auto, utiliza bicicleta o camina cuando te traslades a distancias cortas; evita el uso de aerosoles, solventes y pinturas; recuerda realizar revisiones periódicas de la instalación de gas de tu hogar para prevenir fugas. ¿Qué dices, te animas a luchar contra el ozono villano? Porque todas y todos respiramos el mismo aire, ¿tú a qué te comprometes?
Más información: http://www.aire.cdmx.gob.mx/default.php?ref=Y2I
Las actividades que involucra planear, crear y mantener huertos urbanos comunitarios tienen la capacidad de promover el desarrollo sostenible, atender las problemáticas asociadas al cambio climático, lograr la reintegración social luego de la pandemia por COVID19, así como consolidar a los huertos urbanos como espacios verdes y de recreación. Por eso, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA), en colaboración con la Procuraduría Social (PROSOC) y organismos civiles, coordinaron diversas actividades relacionadas con los huertos urbanos comunitarios, a finales del 2022.
Quienes vivieron la experiencia de participar en dichas actividades, recibieron de parte de ambas dependencias, sesiones de capacitación tanto virtual como presencial, en donde adquirieron conocimientos técnicos y prácticos en temas como: jardinería, cuidados de un huerto urbano, sus necesidades y durante 3 semanas.
En este tiempo, se les entregó a las y los 194 participantes los insumos necesarios para la instalación de huertos urbanos individuales y comunitarios, en de alcaldías como Coyoacán, GAM, Azcapotzalco, Tlalpan, Xochimilco y Álvaro Obregón; 12 de ellos fueron huertos comunitarios, de los cuales resultando en 8 fueron ubicados en unidades habitacionales, logrando así un total de 158 m² de área verde recuperada a través de estos procesos.
Gracias a la instalación de estos espacios, se detonó el potencial de la colectividad vecinal de las y los participantes, pues se les propuso ver al huerto comunitario como un lugar de encuentro en donde podrían reunirse a coordinar actividades en beneficio de su comunidad, así como resolver problemáticas afines a sus espacios. Así fue como se logró reintegrar a la comunidad que había disminuído su interés y relación con su entorno, especialmente desde la pandemia por COVID19.
Finalmente lo que nos queda hacer como ciudadanos conscientes de esta gran urbe es sembrar la semilla social de la colectividad invitando a otros vecinos, familiares o amigos para recuperar más espacios en los lugares donde habitamos, revegetarlos y, en el proceso, reencontrarnos como la sociedad colectiva que siempre hemos sido, trabajemos juntos en la recuperación de los suelos naturales de nuestra ciudad.
¿Qué problemas ambientales preocupan a infantes y jóvenes de la Ciudad de México? En una consulta realizada por el INE pudimos conocer los principales temas que más les inquietan. Este grupo de población cuida a sus animales de compañía y se proponen reducir el plástico, entre otras acciones que benefician a su entorno natural y a la ciudad.
Proteger el planeta no es tarea sencilla, por ello es necesaria la participación de niñas, niños, jóvenes y personas de todas las edades para darle un descanso a la Tierra. El Instituto Nacional Electoral (INE) se dio a la tarea de preguntarle a muchas niñas y niños de la Ciudad de México cuáles son sus inquietudes y preocupaciones acerca del medio ambiente de nuestra ciudad. Esto es lo que sienten, piensan y desean hacer para cuidar su entorno natural.
La encuesta se concentró en niñas y niños entre 3 a 5 años de edad. Una primera pregunta fue: qué hacen para cuidar al planeta Tierra; el 81.5 % contestó que tira la basura en su lugar. Si conoces a niñas o niños en este rango de edad, ¡felicítalos! y también oriéntalos, pues depositar la basura en su lugar no es suficiente, hay que separar los residuos según su tipo con la finalidad de revalorizarlos, es decir, aprovechar los residuos para hacer nuevos productos y no seguir sacando recursos naturales de la Tierra.
Otra inquietud tiene que ver con los animales de compañía. Algunos jóvenes, mencionaron que cuidan mucho a sus animalitos y consideran que el respeto y protección a estos seres son parte esencial del cuidado hacia el medio ambiente. ¿Tú tienes un animal de compañía? ¿Cómo procuras su bienestar? En la consulta del Instituto Nacional Electoral, niñas, niños y jóvenes expresaron su amor por los animales y propusieron hacer campañas para ayudar a los animales callejeros; crear albergues para llevar ahí a los animalitos maltratados. ¿Qué otras propuestas se te ocurren?
Las pequeñas y pequeños también mostraron su preocupación en torno al uso de plásticos, porque pueden durar en el ambiente hasta 500 años y durante ese tiempo representan un riesgo para la salud humana y ambiental. Las propuestas de las y los encuestados para hacer frente a esta problemática fueron: evitar usar unicel y plásticos desechables a la hora de comprar alimentos. Así que ya lo sabes, cuando salgas en familia a realizar compras, recuerda escuchar a las y los peques, porque reconocen la importancia de usar recipientes reutilizables para evitar el plástico y cuidar el ambiente.
Siempre se puede aprender algo nuevo y al mismo tiempo seguir el ejemplo de las nuevas generaciones que llevan a cabo diferentes acciones para el cuidado del medio ambiente. De las infancias y juventudes se pueden tomar como aprendizaje: el amor por los animales de compañía y animales silvestres; el respeto por su entorno natural que les lleva a obedecer las leyes que regulan aquellas actividades humanas que tienen un impacto negativo en la naturaleza; su compromiso con la vida, el medio ambiente y la responsabilidad que asumen hacia su cuidado.
¿Has salido de tu casa estos últimos días a visitar el Zócalo o Bellas Artes? Caminar por la Alameda Central o realizar nuestro recorrido habitual en la Ciudad de México se ha convertido en una misión casi imposible debido a la ola de calor por la que atravesamos últimamente.
La mala noticia es que todavía tendremos más días calurosos en todo el país donde alcanzaremos, ¡hasta los 45°C! Pero, ¿qué es una ola de calor y qué tiene que ver con la temperatura de estos días?
Una ola de calor es una condición atmosférica donde, durante varios días, la temperatura supera la máxima promedio de entre 25 y 26°C y normalmente está acompañada por una humedad excesiva; podríamos pensar que ésta ayudaría a disipar la sensación de calor, pero es todo lo contrario, ¡solo la aumenta!
¿Y ésto por qué sucede? Durante el verano, cuando la temperatura alcanza su nivel más alto o extremo en un determinado lugar del mundo, se genera una masa de aire caliente que se mueve fuera de la zona de origen y de un continente a otro por acción del viento. Cuando ésta se cruza con otra masa de temperatura diferente, se produce una ola de calor debido al intercambio continuo de aire caliente y frío, lo cual hace que durante días se mantengan temperaturas muy elevadas.
Este fenómeno no solo provoca que nos sintamos fatigados, sino que tiene muchas consecuencias negativas tanto para nuestra salud como para nuestro planeta.
Empecemos hablando sobre los efectos directos que tiene sobre nosotros; puede que debido al calor tan agobiante suframos de insolación, desmayos, golpes de calor, deshidratación, enfermedades diarreicas agudas y enfermedades en la piel.
Por eso, es importante evitar asolearse entre las 11am y 4pm, vestir ropa suelta de colores claros y manga larga, evitar las actividades físicas bajo el sol, tomar agua aunque no tengas sed, comer alimentos frescos, utilizar protector solar, lentes de sol, gorra o sombrero, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y permanecer en la sombra o lugares frescos.
Si nos ponemos a reflexionar un poco, nosotros al menos podemos protegernos de esta onda de calor tomando las precauciones que te compartimos arriba, pero ¿qué pasa con nuestro planeta y otros seres vivos con los que compartimos la Tierra? ¿Será posible ponerle un filtro solar, un sombrero o mantenerlo fresco? Tristemente no.
Hasta aquí sabemos por qué hace tanto calor en la Ciudad de México, reflexionemos: ¿Estas olas de calor siempre han ocurrido igual y con la frecuencia con la que se presentan ahora? La realidad es que no, ya que el calentamiento global y sus efectos actúan como un catalizador e intensificador de este tipo de fenómenos.
Ahora, sumemos que durante años nos enfocamos en construir una ciudad gris donde se cambió la cobertura vegetal natural por asfalto. Es por esto que, en algunas alcaldías, podemos sentir “islas de calor urbanas” (presencia de aire más caliente en ciertas zonas de ciudad, a diferencia del que se encuentra en las zonas rurales que lo rodean) que son aún más intensas que la propia ola, excepto en aquellas alcaldías que cuentan con zonas verdes como Chapultepec en Miguel Hidalgo, el Parque Ecológico de Xochimilco o el Bosque de Tlalpan. Este tipo de parques y bosques, además de ser pulmones verdes de la Ciudad de México, son reguladores de la temperatura; por lo que si los visitas, inmediatamente notarás el cambio, te sentirás más cómodo y podrás olvidarte del calor sofocante.
Parece que el problema es gigantesco y que nosotros no podemos hacer algo significante al respecto, pero te tenemos buenas noticias…¡Claro que podemos revertirlo!, y se empieza por pequeñas, pero importantes acciones que podemos realizar desde nuestro hogar:
Separemos los residuos y participemos en programas de reciclaje como el Mercado del Trueque. Al realizar esta sencilla acción, ayudas a que tus residuos sean reciclados con más facilidad, a evitar la demanda de materia prima y con ello disminuir la contaminación en la ciudad.
Dispongamos de nuestros aparatos eléctricos, electrónicos y pilas de manera responsable en programas como el Reciclatrón. Estos residuos necesitan de un manejo especial ya que son altamente contaminantes si se disponen de manera incorrecta, al entrar en contacto con el calor o el agua pueden liberar sustancias nocivas.
Podemos aprender a recolectar el agua pluvial con programas como Cosecha de Agua de lluvia y usarla para nuestras actividades en casa, con esto, disminuimos la demanda de agua y la sobreexplotación de los mantos acuíferos.
Conéctate con la naturaleza, vista los humedales y canales de Xochimilco. Estos ecosistemas son reguladores de la temperatura. Entérate cómo puedes ayudar a protegerlos ¡Échale un vistazo al siguiente vídeo!
Traigamos de vuelta la naturaleza a la ciudad. Cultivemos en nuestra casa o colonia un jardín para los polinizadores y empecemos un huerto urbano. Estos espacios reducen el impacto de las islas de calor. Consulta la guía para crear tu propio jardín polinizador.
Recordemos tomar precauciones al salir de casa:
Evita asolearte entre las 11am y 4pm
Viste ropa suelta de colores claros y manga larga
Evita las actividades físicas bajo el sol
Mantente hidratado (a)
Come alimentos frescos como frutas y verduras
Utiliza protector solar, lentes de sol, gorra o sombrero
Evita el consumo de bebidas alcohólicas
Los zoológicos de la Ciudad de México apoyan a la conservación de especies silvestres, principalmente las nativas de México que se encuentran amenazadas y en peligro de extinción como el teporingo, lobo mexicano, mono aullador, mono araña, jaguar, tapir, borrego cimarrón, el cóndor de California, axolote de Xochimilco, entre otros2.
Imagina que una tarde vas a caminar a un sitio natural dentro de la Ciudad de México. De pronto, te encuentras de frente a un par de tigres que merodean entre rocas y árboles. A unos pasos te sorprenden reptiles, osos panda, lobos, aves enormes como el cóndor, águilas… Espera…¿qué? ¿De verdad podemos encontrar a estos animales en la ciudad? Sí, esto es posible gracias a los zoológicos que alberga la ciudad. ¿Has conocido estos magníficos lugares?
En la Ciudad de México se pueden visitar 3 zoológicos: el de Chapultepec, el de San Juan de Aragón y Los Coyotes. En los Zoológicos de Chapultepec y de San Juan de Aragón podemos apreciar fauna silvestre nativa de México y de otras partes del mundo. En el Zoológico Los Coyotes se observan animales silvestres nativos de la zona del Valle de México y zonas aledañas.
A lo largo de los tiempos, los zoológicos han cubierto diversos objetivos: al principio funcionaron como signo de poder y riqueza, por la acumulación de especies exóticas; posteriormente, como entretenimiento popular, a través de la exhibición de las especies; en otras ocasiones han servido para fines científicos, como centros de estudio e investigación del comportamiento animal. Y, aunque siempre han sido sitios controversiales, por la tenencia de animales silvestres, en la actualidad, los zoológicos tienen una función ambiental mucho más importante de lo que te imaginas.
Por eso, para comprender mejor la razón de ser de los Zoológicos, te invitamos a conocer sus funciones esenciales:
apoyar la conservación de especies y ecosistemas en peligro;
promover y desarrollar el conocimiento científico que beneficie la conservación de especies en sus hábitats naturales, en colaboración con instituciones como la UNAM, UAM, CONABIO, CONANP, SEMARNAT, entre muchas otras;
generar una conciencia pública sobre la necesidad de conservar la naturaleza, a través de actividades de educación ambiental;
presentar a las especies para su conocimiento, apreciación y sensibilización de la sociedad;
capacitar y entrenar a profesionales que apoyan diversas actividades dirigidas al bienestar animal, el manejo de poblaciones tanto en su hábitat natural (in situ) como fuera del mismo (ex situ), entre muchas otras actividades enfocadas a la conservación de la biodiversidad.
Todo esto se logra a través de diversas herramientas como la investigación de las especies silvestres, la educación ambiental o educación para la conservación.
Entre las acciones que desarrollan los zoológicos de la Ciudad de México, en apoyo a la conservación de especies silvestres, se incluyen algunas derivadas de los Programas Institucionales de Conservación de Especies Silvestres (PICES), que están enfocados en establecer acciones de conservación específicas, para cada una de las especies que albergan los zoológicos de nuestra ciudad, principalmente para las especies amenazadas o en peligro de extinción, entre las que se incluyen especies carismáticas nativas de México como el conejo zacatuche, mejor conocido como teporingo o conejo de los volcanes; el lobo mexicano; el mono aullador o saraguato; el mono araña; el jaguar; el tapir; el borrego cimarrón; el cóndor de California; el axolote de Xochimilco; entre otros2.
En el caso del Lobo mexicano (Canis lupus baileyi), a través del programa binacional de recuperación de esta especie, México recibió las primeras parejas reproductivas en 1987-88 en los zoológicos de San Juan de Aragón y de Chapultepec. En el 2001 se sumó el Zoológico de Los Coyotes al programa de reproducción de esta especie. En conjunto se registró, entre 1978 y 2021, el nacimiento de casi 200 crías de lobo mexicano. Recientemente uno de estos ejemplares formó parte del programa de reintroducción en México2, esto es un gran paso para recuperar la población de la especie y así descartar su posible extinción.
Además, la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre mantiene lo que le llamamos un “zoológico congelado” que es una reserva o banco de material genético y reproductivo de, aproximadamente, 30 especies de mamíferos y otras especies silvestres, por ejemplo: lobo mexicano, borrego cimarrón, agutí, jaguar, temazate, bisonte americano, panda gigante, entre muchas otras. Esta reserva genética apoya a la conservación de las especies, pues con este material es posible la reproducción de especies en peligro, bajo proyectos planeados y bien estudiados. En el caso del lobo mexicano, el resguardo de este material genético, el único en nuestro país, apoya al programa binacional de conservación de esta especie2.
Te invitamos a que conozcas y admires a los más de 1,850 animales de 261 especies silvestres diferentes: 37.9% de mamíferos, 18 % reptiles, 40.2% aves, 3.0% anfibios y 0.7% de arácnidos, que están distribuidos en los zoológicos de la ciudad.
En el Zoológico de Chapultepec se cuenta con casi 200 especies silvestres diferentes bajo cuidado humano.
En el Zoológico de San Juan de Aragón podrás conocer más de 100 especies distintas.
En el Zoológico Los Coyotes se pueden apreciar más de 50 especies nativas de la zona central de México.
¿No tienes plan para este fin? ¡Ve y conoce los zoológicos de la ciudad! Aprecia a la fauna silvestre y comprende la importancia de conservarla. El acceso en los tres es gratuito y puedes visitarlos en los siguientes horarios: Chapultepec y Aragón de martes a domingo de 9 a 17 h; Coyotes, de lunes a domingo de 6 a 17 h.
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