El 2 de noviembre se abre un portal entre el mundo de los vivos y los muertos, y en México lo conmemoramos como el Día de Muertos. La celebración, cuyo origen se remonta a los tiempos previos a la conquista, pervive en el sincretismo característico de los mexicanos. Es por ello una buena ocasión para reflexionar sobre la vida y la muerte, de todos los seres vivos o el entorno del que somos parte, la naturaleza.
Este año, ¿cómo respetaremos la muerte? ¿Cómo podemos mostrarle afecto a los muertos? Las respuestas a estas preguntas serán variadas, pero, si quieren ser completas, requieren algo en común: cuidar la vida.
Las festividades de Día de Muertos y Día de Todos los Santos son las segundas en generar mayor cantidad de residuos, superadas sólo por las fiestas decembrinas. Los desechos se generan a partir de la decoración de tumbas y los envases de plástico utilizados para la comida y bebida1. Para preservar y repartir la vida, es necesario que adoptemos costumbres más sustentables, que generen menos basura y menos contaminación y que ayuden a cuidar o reaprovechar lo que ya tenemos. Por esto, para celebrar un Día de Muertos consciente y respetuoso con la muerte, aquí hay algunos tips:
Es recomendable, por ejemplo, comprar cempasúchil en maceta para cuidarla todo el año y no sólo en octubre. El cempasúchil es la flor característica de esta tradicional celebración. Se dice que, por su color, los mexicas consideraban que guiaba el camino de los difuntos hacia el más allá; actualmente, se utiliza como decoración en los altares de muertos. Con una mentalidad sustentable que nos guía a no consumir y desechar los seres vivos y recursos que tenemos a mano, la forma en la que tratamos a esta flor sería un poco diferente, cuando se retiren las decoraciones, no hay que tratar a los pétalos rotos como basura.
El año pasado, el Gobierno de la Ciudad, a través de la Secretaría de Cultura, instaló un centro de acopio de flor de cempasúchil en la Fábrica de Artes y Oficios del Faro de Tláhuac para usarlas en la producción de colorantes y plaguicidas naturales, así como para sanear suelos y en la elaboración de remedios de medicina herbolaria. Te invitamos a mantenerte atenta y atento a los centros de acopio que puedan abrirse este año.
Otro uso que se le puede dar es para hacer composta, para colorear los alimentos de las aves y hacerlos más atractivos , por último, para elaborar cervezas artesanales, tés o pulque. Además, el cempasúchil tiene beneficios medicinales y puede mejorar la digestión o la tos2.
Con respecto a los disfraces y las pinturas que se pueden utilizar para representar catrinas, es importante que revisemos los componentes de los mismos. Según datos de la organización Greenpeace, cerca de 7 millones de disfraces son desechados al año, y el 69% de sus componentes son derivados del plástico3. El maquillaje y la diamantina pueden contener microplásticos que no sólo contaminan, sino que también dañan nuestra salud, para evitarlo, simplemente revisa qué clase de productos consumes y de qué están hechos.
Una actividad maravillosa que se puede hacer en grupo y aumentar el espíritu festivo es realizar las decoraciones de altares, tumbas y espacios de celebración con materiales de reúso. Botes de comida, papel usado y envolturas pueden cobrar una nueva vida con ayuda de pinceles, pintura y pegamento. ¡Da rienda suelta a tu creatividad y personaliza tus propios adornos!
Por último, es importante cuidar la comida, tanto aquella que ofrecemos a los difuntos como a los vivos, pues se estima que en nuestra ciudad se desperdician diariamente 13 mil toneladas de alimentos y esta cifra puede aumentar en temporada de ofrendas, situación que queremos evitar. Procura que los empaques que uses o compres sean sustentables, no plásticos de un solo uso, sino cartón o papeles que puedes reciclar y reutilizar. No generes mayores residuos con utensilios desechables, ya que estos contaminan el planeta y descuidan la vida que tanto estamos celebrando. Sustituye el unicel por envases de barro, que son mucho más bonitos y tradicionales. Si dejas comida en un altar de muertos, puedes consumirla después de la celebración. El pan, por ejemplo, se puede moler y añadir al ponche de fruta para darle una consistencia más espesa4.
Estas son sólo algunas ideas de cómo puedes celebrar el Día de Muertos de manera sustentable. Sin embargo, lo más importante es que adoptes el propósito de cuidar la vida para respetar la muerte, ya que eso impactará en todas tus decisiones y en la forma en que conmemoras a los difuntos.
1 Prensa Animal (2021) El Día de Muertos, ¿cuántos residuos deja?.
Consultado el https://prensaanimal.com/el-dia-de-muertos-cuantos-residuos-deja/ el 20-09-2021.
2 México Ruta Mágica (2021) Campos de Cempasúchil, un espectáculo amarillo con aroma a tradición.
3 GreenPeace(2019) Datos escalofriantes que no sabías del día de muertos.
Consultado en https://www.greenpeace.org/mexico/blog/3465/5-datos-escalofriantes-que-no-sabias-del-dia-de-muertos/ el 20-09-2021.
4 EFE (2018) Día de Muertos, conectado con la sustentabilidad y el medioambiente en México.
Consultado en https://www.efe.com/efe/america/mexico/dia-de-muertos-conectado-con-la-sustentabilidad-y-el-medioambiente-en-mexico/50000545-3801517 el 17-09-2021.
Consultado en https://mexicorutamagica.mx/2021/09/03/campos-de-cempasuchil-puebla-cholula-atlixco/ el 21-09-2021.
¿Recuerdas cuando las televisiones, consolas de sonido, licuadoras, hornos y en general cualquier aparato eléctrico o electrónico duraban décadas en nuestra casa? No, no es un cuento de abuelos, simplemente las cosas se fabricaban para que duraran mucho tiempo y en caso de una descompostura, existía la forma de repararla. Ahora ya no es así.
Vivimos con cierta sospecha o incertidumbre sobre el tiempo que realmente nos durará un electrónico. En cuanto comienzan las primeras fallas nos preguntamos ¿cuándo dejará de funcionar la computadora? o ¿cuántas caídas más soportará el teléfono celular?, ¿nos alcanzará la garantía que nos ofrece el fabricante?, ¿tendré que hacer el gasto para reemplazarlo? Estas preguntas sobre la vida útil de un objeto, desafortunadamente aplican para cientos de productos distintos, en general, para aparatos eléctricos y electrónicos, muebles, accesorios, ropa, lentes, zapatos, autos e incluso programas de cómputo.
Reparar es un concepto que se ha ido perdiendo poco a poco en nuestra vida cotidiana; los talleres de reparación resultan escasos y no se fomenta el rescatar o alargar la vida de nuestros bienes. Cuando algún aparato eléctrico o electrónico se descompone, nos parece natural y asumimos sustituirlo comprando uno nuevo, simplemente no consideramos repararlo porque suponemos que tendrá un alto costo, casi al mismo precio de algo nuevo o incluso en oferta lo compramos más barato. No obstante, vale la pena ponderar y recapacitar en el daño ambiental que evitamos cuando reparamos o reutilizamos, ya que para volver a producir un electrónico nuevo implica daño al ambiente por los contaminantes generados durante la extracción de materias primas, fabricación y distribución de "lo nuevo", cuestión que al reparar no es necesario. Debemos considerar que al convertir nuestro electrónico descompuesto en basura y desecharlo, implica también un manejo especial profesional para que pueda ser aprovechado de forma sostenible.
La obsolescencia programada es la estrategia que han utilizado los productores de muchos tipos de bienes de consumo, para que el tiempo de vida útil que los ocupamos sea corta y al descomponerse tengamos la necesidad de comprar uno nuevo y reemplazarlo; así ellos como fabricantes nunca dejan de vender. Esta es la lógica de una economía lineal dónde sólo interesa producir y extraer materias primas de forma interminable para producir bienes que terminarán, al cabo de poco tiempo, convirtiéndose en basura.
La basura electrónica también conocida RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) y en inglés como e-waste, se ha incrementado en la misma proporción que nuestro consumo y desecho de aparatos (González, M.Eugenia, 2012); es la respuesta de la sobreproducción tecnológica, al abaratamiento de aparatos y a la obsolescencia programada presente en los equipos que adquirimos.
De acuerdo con el Inventario de generación de residuos electrónicos en México a escala nacional, y estatal para Jalisco, Baja California y Ciudad de México, en el año 2016 se generaron alrededor de 4.2 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos en América Latina y El Caribe. En ese año, México generó un total de 998 mil toneladas de estos residuos, posicionándose como el segundo país en la región con mayor generación de e-waste (Semarnat, 2017). En la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), conforme al “Diagnóstico de la Generación de Residuos Electrónicos en la ZMVM” (INE, 2010), la cantidad de desechos electrónicos oscila entre las 70 mil y 90 mil toneladas, de acuerdo con lo proyectado en el total nacional.
Cuando los RAEE no se desechan de manera adecuada, sus destinos suelen ser coladeras, ríos o rellenos improvisados en áreas verdes como barrancas. En ocasiones también, son desensamblados y sometidos al fuego con procedimientos nada sustentables, para extraer y vender los metales u otros materiales con valor en el mercado. Por supuesto, esto genera altos niveles de contaminación que se dispersan a través de partículas diminutas en agua, suelos e incluso aire; así como afectaciones en la salud de los seres vivos (Baldé, Wang, Kuehr y Huisman, 2015). Recordemos que los aparatos eléctricos y electrónicos están compuestos de cientos de sustancias como metales pesados, plásticos con resinas retardantes al calor y sustancias que en incineraciones improvisadas desprenden contaminantes orgánicos persistentes (cop) que son compuestos altamente tóxicos al ambiente.
Reciclar los residuos electrónicos en programas como el Reciclatrón y/o empresas autorizadas, son buenas opciones para evitar este tipo de contaminación y recuperar parte de los materiales valorizables que los componen, sin embargo, es necesario que existan cambios más profundos en nuestro modelo económico para facilitarle al consumidor la reparación, al mismo tiempo que se transita a ejercer hábitos distintos y más responsables de consumo; porque así podemos sumarnos a la mitigación de la emergencia climática que vivimos de manera global.
En países como Francia y España, comienzan a cambiar las cosas, recientemente cada aparato eléctrico o electrónico que sale a la venta tiene una etiqueta en su envoltura que indica qué tan reparable es en escala del uno al diez, así el consumidor puede elegir entre opciones que son altamente reparables y cuyas refacciones estarían disponibles en caso de requerirse; o por el lado opuesto, artículos que no son reparables y que quizá pronto se conviertan en un residuo. Acercar información al consumidor para hacerlo más consciente sobre sus opciones y un consumo más sostenible (La Moncloa, 2021) es un gran ejemplo de responsabilidad extendida.
En México, cada vez toma más fuerza la necesidad de impulsar una economía circular en donde los valores de rechazar, reparar, reusar están presentes. La economía circular se basa en tres principios: (1) Eliminar los residuos y la contaminación, (2) Circular los productos y materiales, (3) Regenerar la naturaleza. Considera para ello, la transición hacia el uso de energías y materiales renovables (Fundación Ellen Macarthur, 2022).
En este año, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la Ley de Economía Circular, su objetivo es propiciar una transición hacía un sistema circular y sustentable, incentivar y promover hábitos de producción y consumo responsable a través del reúso, restauración, remanufactura y reciclaje (SEDEMA, 2023); adicionalmente, la Norma ambiental para la Ciudad de México sobre residuos eléctricos y electrónicos: NADF-019-AMBT-2018 en vigencia desde 2020, establece la obligación para que las empresas cierren el ciclo de la producción responsabilizándose del manejo de los residuos y de su incorporación al ciclo de la producción.
Tú como ciudadana/o puedes comenzar reflexionando tus hábitos de consumo e informarte para realizar acciones más conscientes. Asiste al Reciclatrón para disponer adecuadamente de los residuos eléctricos o electrónicos. También puedes acercarte a la Red planteles educativos del Programa Pilares, con su oferta educativa del taller de electrónica, generas un oficio y habilidades muy importantes para ayudar al medio ambiente al aprender a reparar aparatos electrónicos. Otra opción es que cuando ocurra una Jornada Ambiental cerca de tu localidad, no dudes en acudir al Reparatrón, que la SEDEMA, PROSOC y organizaciones civiles organizan en Unidades Habitacionales y te ofrecen la posibilidad de reparar tus aparatos eléctricos y electrónicos descompuestos. ¡Entérate de la próxima por nuestras redes sociales! ¡Participa!
Bibliografía consultada:
La Moncloa, (2021). Consumo etiquetará los productos eléctricos y electrónicos en función de su reparabilidad. Gobierno de España. Consultado el 12 de junio de 2023 en: https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/consumo/Paginas/2021/150321-etiqueta_reparabilidad.aspx
Fundación Ellen Macarthur. (S/F). Introducción a la economía circular. Consultado el 12 de junio de 2023 en: https://ellenmacarthurfoundation.org/es/temas/presentacion-economia-circular/vision-general
SEDEMA - CMDX, (2023). Transición a la Economía Circular. Consultado el 11 de junio de 2023 en: http://www.sadsma.cdmx.gob.mx:9000/circular/#:~:text=Qu%C3%A9%20es%20la%20econom%C3%ADa%20circular&text=La%20econom%C3%ADa%20circular%20es%20una,y%20valor%20en%20todo%20momento.
SEDEMA- CDMX, (2020). Publica Sedema Norma Ambiental sobre residuos eléctricos y electrónicos. Consultado el 12 de junio de 2023 en:
Pérez, J., Reding, J., Tass, B., Morales, E., Carbonell, R. (2018). La e-waste en México: otro problema para el medio ambiente del país. Revista Reci, Universidad Autónoma del Carmen. Recuperado en: https://www.reci.org.mx/index.php/reci/article/view/82/376
Instituto Nacional de Ecología (2007). Diagnóstico sobre la generación de residuos electrónicos en México. Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo. México, D. F.
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2017). Inventario de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en México. Escala nacional y estatal para Jalisco, Baja California, y Ciudad de México. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Proyecto #92723 “Manejo Ambientalmente Adecuado de Residuos con Contaminantes Orgánicos Persistentes” (Residuos COP). México
SECTEI - CDMX (2023) Oferta de cursos en línea de los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES). Consultado el 11 de junio de 2023 en: https://pilares.cdmx.gob.mx/cultura-en-linea
González, M. (2012). Guía municipal de gestión integral de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Recuperado de: https://19january2017snapshot.epa.gov/sites/production/files/documents/giraee-guia-municipal-e-residuos-2012-02-espanol.pdf
Al igual que los seres humanos muchos otros animales también utilizan, día con día, recursos de la naturaleza para vivir, pero ¿por qué no vemos los residuos de los demás seres vivos? O, aún más intrigante, ¿por qué sí podemos ver los desechos de los seres humanos?
La explicación simple y sencilla para esto es que la gran mayoría de los residuos que generan las demás especies que habitan este planeta se reincorporan nuevamente a la tierra por medio de la descomposición y a través de las cadenas tróficas; en otras palabras, son desechos orgánicos que los microorganismos, plantas y animales, fácilmente, y en cuestión de algunos meses, pueden descomponer, a diferencia de los residuos que producimos las personas, como los plásticos que no se pueden reincorporar a la tierra de manera inmediata y tardan en desintegrarse de 100 hasta 1000 años, dependiendo del tipo de plástico y de las condiciones ambientales donde pase el resto de sus días.
La intensa plastificación de nuestros estilos de vida inició como algo innovador para resolver algunos problemas cotidianos, no tardó mucho tiempo en convertirse en uno de nuestros peores problemas. No tanto por la toxicidad plástica o por su lenta degradación, sino por el cambio cultural que trajo a nuestras vidas, creando un abuso inconsciente y fomentando hábitos innecesarios.
De acuerdo al Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México (IRS) más reciente, se estima que diariamente generamos un total de 12,404 toneladas de residuos. Esto supone una producción promedio de 1.071 kg de residuos por cada habitante de la ciudad. Dicha tendencia ha ido en aumento en los últimos años, en el mismo sentido en que aumenta la cantidad de personas que viven en nuestra urbe.
Este dato nos muestra, sin lugar a dudas, los resultados del consumo excesivo, no sólo de los plásticos, sino en general de los productos diariamente utilizados por nuestra sociedad, por lo que es evidente que solucionar este problema implica un cambio cultural y de hábitos de vida en donde la educación juega un papel importante.
Según datos del IRS, la mayor parte de los residuos totales producidos 11,739 toneladas/día, fueron generados únicamente en los domicilios. Esto nos muestra nuestra dependencia al uso innecesario de materiales que utilizamos por un momento muy corto y luego los desechamos; gran ejemplo de esto son los plásticos de un solo uso, mejor conocidos como plásticos desechables.
Es por ello que debemos comenzar el cambio desde nuestros hábitos cotidianos, desde el inicio de toda la cadena, y reflexionar qué productos son indispensables y cuáles no, teniendo siempre el objetivo de cubrir nuestras necesidades mientras disminuimos la cantidad de residuos que generamos.
Es importante siempre recordar que el mejor residuo es aquel que no se genera, por ejemplo, antes de comprar una botella con agua piensa en el tiempo y la cantidad de recursos naturales involucrados en la producción de esa botella, en los años que le tomará volverse a incorporar al suelo (si es que lo hace) y el tiempo que la usaré antes de desecharla (menos de 1 a 5 minutos), ¿para dónde se va la balanza?
Otra acción importantísima es la separación de los residuos que se generan en tu casa. Si lo haces, ¡gracias!, porque con esta pequeña acción, estás aportando mucho para mejorar el ambiente de la ciudad. Al separarlos, permites darles un tratamiento adecuado y rápido a los materiales; acción con la que ayudas a dejar descansar a la Tierra, para que no sea ella quien tenga que “hacerse cargo” de desintegrar los residuos en varios años. Si aún no separas tus residuos, te invito a que lo hagas. No toma más de 2 a 5 minutos, verás que en unas décadas, la pequeña acción de separar, ayudará a reducir la contaminación por basura en la ciudad.
Al separar es más fácil prestar atención al tipo de residuos que más generamos. Revisa cuántos plásticos generas y piensa qué tan necesarios son. Reemplaza los que puedas por productos reutilizables y verás cómo disminuirá enormemente la cantidad de residuos plásticos que desechas en casa. Hazlo en favor de la reducción de residuos en la ciudad, apoya al programa Basura Cero y la prohibición de plásticos de un solo uso.
Prestemos atención a los hábitos y costumbres en torno al consumo y desecho de materiales en nuestra cultura. Realicemos pequeñas y contundentes acciones para evitar la generación de residuos; retomemos el hábito de usar nuestra botella reutilizable de agua, cargar nuestra propia cuchara, vaso o termo, estas acciones realmente hacen la diferencia.
En la tele, en la radio, en la calle, en redes sociales e internet, por todos lados estamos siendo bombardeados una y otra vez por anuncios que nos seducen a comprar productos que prometen un sinfín de beneficios y aseguran que nos van a facilitar la vida de cualquier forma. Parece inevitable dejar de comprar todo aquello que nos ofrece comodidades y satisfacción, pero, ¿qué de todo lo que consumimos realmente necesitamos? ¿Qué tan sostenible es nuestra forma de consumir y de satisfacer nuestras necesidades?
Para la producción de todo lo que usamos a diario: celulares, transporte, energía eléctrica, ropa, comida … ¡todo!, se requiere la extracción de los mal llamados “recursos naturales”. La población mundial actual consume 100 mil millones de toneladas de estos materiales en un año. Principalmente se extraen combustibles fósiles, metales, materiales de la construcción y árboles; todos ellos usados para la construcción de casas, edificios o ciudades como la nuestra. Además se utiliza una gran cantidad de agua y energía tanto en la extracción de materiales, como en la fabricación de todo tipo de bienes y servicios.
El resultado de nuestro consumo excesivo ya es visible, eventos meteorológicos extremos, hambrunas, extinción de especies y la amenaza de que desaparezcan ecosistemas como arrecifes de coral, selvas tropicales o ríos. La humanidad consume estos materiales más velozmente que lo que tarda la naturaleza en producirlos; se talan bosques más rápidamente de lo que vuelven a crecer, pesca en los océanos tan aceleradamente que a la vida marina le cuesta regenerarse, además de que emite más dióxido de carbono de lo que la biósfera puede absorber.
La organización Circle Economy, ha estimado que cada habitante del planeta, como tú y yo, usamos en promedio más de 13 toneladas de materiales en un año1, a través de los bienes y servicios que adquirimos. Aunque el consumo siempre es mayor para los habitantes de países desarrollados, en contraste con los países en desarrollo, como México, entre todos estamos usando al año los recursos que a la Tierra le toma 1,5 años en producir.
De todos los materiales extraídos, sólo un tercio de ellos continúan en uso después de un año, sobre todo en construcciones y vehículos; otra tercera parte se convierte en contaminación, pues son tirados en el ambiente, como el plástico en vías fluviales y océanos o son emitidos en forma de gases de efecto invernadero1.
Al consumir lo innecesario estamos aportando a esta sobre explotación de materiales, consumir por consumir, por vivir cómodamente sin mirar de dónde viene todo aquello que usamos y desechamos. Para reducir el impacto deberíamos bajar drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, así como disminuir el consumo de agua.
Desde el 2020, en la Ciudad de México se ha modificado la legislación en torno a uno de los materiales que más estragos ha causado a nivel mundial en el medio ambiente, por el exceso en su consumo y desecho y por su capacidad de contaminar: los plásticos desechables. Por ello, en enero del 2020 se prohibió el uso de bolsas plásticas y en el 2021 se unieron a la prohibición vasos y sus tapas, platos, charolas, cubiertos, globos y sus varillas, aplicadores de tampones, bastoncillos para hisopos, mezcladores, popotes y cápsulas de café, todos ellos fabricados total o parcialmente de plástico, exceptuando los compostables y los que por su aplicación médica o de seguridad sean necesarios.
Ahora, cada vez que salgas de compras pregúntate “¿realmente lo necesito?”. Da preferencia a los artículos cuya vida útil es más larga para que puedas sacarle provecho a tu inversión. Genera el cambio, deja de consumir lo que no necesitas, ¡piénsalo!, si lo hacemos todos, el deterioro ambiental y sus efectos disminuirían en gran medida. ¡Sé el cambio! No dejes que el consumismo te consuma.
1 World’s consumption of materials hits record 100bn tonnes a year. The Guardian Journal.
2 La humanidad agota hoy los recursos que la Tierra produce en todo un año
3 Tierra dura 18 meses en regenerar recursos que mundo gasta en un año. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11806021
Dime qué comes y te diré qué tan sostenible eres
¿Te habías imaginado que tu forma de comer tiene un impacto en el ambiente? Prácticamente, todos nuestros hábitos repercuten en la naturaleza, incluso la manera en la que nos alimentamos, porque para disponer de todos los ingredientes necesarios en la preparación de una ensalada, un agua de frutas, de nuestro platillo o bebida favoritos, ocurrió antes un proceso de producción en el que se requirieron varios litros de agua, cantidades grandes de energía e implicó la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero ¿ya lo habías pensado?
Todo lo que consumimos deja, principalmente, dos huellas en el ambiente, ¿te imaginas cuáles podrían ser? Una es la huella de carbono, que es la cifra de emisiones de dióxido de carbono - el principal gas de efecto invernadero (gei) - asociadas a la elaboración, transportación, uso y desintegración de todos los productos de los que nos beneficiamos. Aunque no siempre se emite dióxido de carbono (CO2), todos los gases contaminantes expulsados, en alguna etapa de la vida de un producto, guardan una equivalencia con este gei, por lo que la huella se mide en CO2 equivalente. La otra que dejan los alimentos que consumimos es la huella hídrica, que es la cantidad de agua que se requiere para la producción de cada alimento, su transporte y en la asimilación de los contaminantes generados en estos procesos. A esta cantidad de agua se le conoce como agua virtual.
¿Todos los alimentos tienen el mismo impacto ambiental? No. El tamaño de la huella hídrica y de CO2 que dejamos en la Tierra con nuestros hábitos alimenticios, dependen del tipo de alimentos que consumimos, la frecuencia de compra y el lugar donde los adquirimos. Por ejemplo, no es lo mismo desayunar a diario un vaso de leche de 200ml, para el que se requirieron 200 L de agua en su generación, que un vaso de jugo de naranja, para los que se necesitaron 170 L, ¡treinta litros hacen una gran diferencia! De hecho, el 70% del agua dulce disponible en el planeta se utiliza en la agricultura y la ganadería, por ello, un consumo responsable de alimentos también implica un consumo responsable del agua dulce mundial.
Además, entre más cerca se encuentre la fuente de producción de nuestros alimentos, menor distancia recorrerán para llegar a nuestra mesa, lo que implica menores emisiones de gei. Y si nuestro deseo es reducir al máximo esas emisiones, podríamos ir considerando tener nuestro propio huerto en casa. Acá te decimos cómo hacerlo. En ese sentido, conocer la procedencia de nuestros alimentos nos permitirá tomar mejores decisiones si deseamos adquirir el que implique una menor huella de carbono.
La sostenibilidad en nuestra alimentación no sólo se asocia con la huella de carbono ni la hídrica. También depende de sus procesos de producción y del uso de ingredientes propios de cada localidad, ya que mientras más se consideren los ciclos naturales de producción de alimentos y se evite el uso de agroquímicos o plaguicidas, podemos hablar de una agricultura realmente sostenible.
Generalmente son los agricultores locales y pequeños productores los que llevan a cabo estas dinámicas de respeto a las temporadas naturales de crecimiento de frutas, verduras, hortalizas y otros alimentos: aprovechan los ciclos de lluvia para el riego y toman previsiones en temporadas de sequía; regulan la plagas con ingredientes naturales e incluso conocen del control biológico de plagas reconociendo el papel que desempeñan ciertas especies de fauna silvestre en este control.
En nuestra ciudad, alcaldías como Álvaro Obregón, Milpa Alta, Cuajimalpa de Morelos, Tlalpan, Xochimilco, Magdalena Contreras y Tláhuac, producen una diversidad de artículos agrícolas como papa, brócoli, amaranto, maíz, frijol, entre otros. Así que en nuestra propia localidad podemos contar con una basta diversidad de ingredientes saludables para nuestro consumo. y la acción de consumir local ayuda a la conservación de estos ingredientes y apoya a la preservación del equilibrio de los ecosistemas en los que habitan esas especies.
Una revista médica del Reino Unido recomienda tener una dieta personal de 2.500 kilocalorías diarias, basada principalmente en duplicar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos, además de reducir a la mitad el de carne roja y azúcar, para hablar de una alimentación idealmente sostenible, donde se usen ingredientes específicos de cada cultura y localidad.
Ahora que vayas de compras, recuerda dar preferencia a los productos locales, compra en mercados públicos, mercados alternativos y sobre ruedas. Acercarte directamente con productores de la ciudad a través de la Caravana de productos rurales o participa en el Mercado de Trueque. Investiga la procedencia de lo que comes; hazte de hábitos alimenticios saludables y sostenibles.
¿Cuáles son los síntomas comunes que luego se presentan en enfermedades? Mareos, dolores de cabeza, escalofríos, vómitos, fiebre, comezón, sarpullido, son algunos indicios de que algo no anda bien con nosotros, ¿te imaginas cuál podría ser un síntoma de enfermedad que padece nuestra ciudad y cuáles podrían ser sus causas?
Es muy probable que en algún momento de tu vida, caminando por las calles, te hayas topado con lugares bellísimos, con una arquitectura maravillosa o con árboles preciosos donde se escucha el canto de las aves y se respira aire fresco, pero es muy seguro que también te hayas topado con montañas de residuos que las personas dejan en las calles, sitios donde ratas, cucarachas, moscas y otra fauna nociva encuentra alimento y hogar que, además de verse muy mal, se caracterizan por un aroma terrible. ¿Recuerdas algún lugar así?
Esos son los tiraderos clandestinos y son uno de los síntomas de una sociedad consumista. El cuadro de enfermedad es el siguiente: compras innecesarias, productos con muchos empaques o con una vida útil muy corta y una dosis de irresponsabilidad por personas que deciden abandonar en las calles bolsas con residuos domésticos, a veces en pequeñas cantidades, pero que se suman con otros que alguien más decide colocar ahí mismo; incluso perjudican la salud de la ciudad bultos con cascajo y otros residuos de la construcción. ¿El resultado? Un enorme, desagradable e insalubre tiradero clandestino con residuos que, al mezclarse, se convierten en basura.
Debes saber que abandonar residuos en vía pública es ilegal, pues la Ley de Residuos Sólidos prohíbe abandonar residuos en vía pública, áreas comunes, parques o barrancas y al no cumplir la ley, siempre hay sanciones
Los tiraderos clandestinos también son un reflejo de la educación y la cultura de quienes habitamos esta ciudad. “Dime qué consumes y desechas, y te diré quien eres”, así como el dicho popular nos advierte “eres lo que comes” en dónde la comida es un reflejo de la persona que somos; de la misma forma nuestros residuos reflejan nuestro consumo y la relación que tenemos con el mundo.
Si lo piensas un poco más, las envolturas y empaques en tus residuos quedan como evidencia del alimento chatarra que consumes, de los plásticos y artículos desechables que apenas usaste y que tardarán 400 años o más en degradarse e incluso, de aquellos alimentos que no te acabaste y desperdiciaste. Entonces, en la medida en que nuestro consumo se incrementa, también nuestra generación de residuos; sobre todo cuando elegimos productos industrializados o “alimentos empacados para llevar”.
De la misma forma, mezclar tus residuos en el mismo bote y abandonarlos en vía pública, refleja no sólo nuestro consumo, también qué tan conscientes somos del valor de nuestras acciones ante la emergencia ambiental y climática que vivimos en el planeta.
Durante los últimos cinco años y derivado del trabajo que realizan los servicios de recolección de residuos en las alcaldías, así cómo de las denuncias que la misma ciudadanía presenta; se nota una disminución de tiraderos clandestinos. Durante 2020 hubo reducción de tiraderos en alcaldías como Álvaro Obregón, Cuajimalpa de Morelos, Iztacalco, Tláhuac, Tlalpan y Venustiano Carranza; no obstante otras alcaldías reportaron incremento como son Azcapotzalco, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero (SEDEMA, 2021).
El área responsable del control, supervisión, verificación, vigilancia y aplicación de sanciones, previstas en la normatividad vigente en materia ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad, es la Dirección General de Inspección y Vigilancia Ambiental (DGIVA). Uno de los mecanismos más efectivos que tiene esta dirección es la Denuncia Ambiental. Este recurso permite atender y combatir todo acto que atente contra el medio ambiente en la Ciudad de México, mediante la evaluación jurídica e inspección de lo denunciado y su sanción o clausura.
Haz tu parte, separa tus residuos y haz la entrega directa a los servicios de recolección. También puedes participar como ciudadana/o y presentar denuncias ambientales e influir con ello en el manejo que se hace de los residuos por tus vecinos, comercios y mercados aledaños, incluso los servicios que proporcionan las alcaldías, para que se hagan de manera correcta a continuación te decimos cómo:
Forma personal: presentar formato de Denuncia Ambiental en Oficialía de Partes ubicado en Tlaxcoaque 8, Centro Histórico, Cuauhtémoc, en planta baja del edificio Juana de Arco. Horario: lunes a viernes de 9:00 a 13:30 horas.
Reduce, reutiliza, recicla, compra productos sin tantos empaques y verás cómo disminuyen tus residuos domésticos. Pero sobre todo, deposita tus residuos en el lugar correcto, responsabilízate de ellos y no los abandones, verás cómo cambia la vista al no tener tiraderos en las calles. Haz tu parte. Por la salud del ambiente, la de tu familia, vecinos, amigos y de todo el Ecosistema Chilango de nuestra querida Ciudad de México.
2021.- SEDEMA. Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México 2020.
Consulta en: https://www.sedema.cdmx.gob.mx/storage/app/media/
DGCPCA/IRS%202020%20integrado.pdf
¿Cuáles son los mejores regalos?
Cuenta la leyenda y la tradición que unos Reyes Magos de oriente llevaron oro, incienso y mirra como homenaje a un niño nacido en Belén. Esos obsequios representan los deseos de unión, salud, abundancia y espiritualidad para el recién nacido y su familia.
Como seguro sabes, esta tradición de “Reyes” en que se dan presentes a los niños, continúa hasta nuestros días; aunque evidentemente en un formato muy distinto y en muchos casos, de manera extremadamente consumista. La lista de regalos está encabezada por juguetes, mochilas o ropa basada en la moda, en personajes de series, programas o películas animadas. También por drones o cualquier tipo de juguete a control remoto, consolas para videojuegos, tabletas y teléfonos inteligentes, así como tarjetas con saldo para distintas aplicaciones digitales. Algunos estudios al respecto nos muestran que la publicidad a la que están expuestos los y las niñas, así como los intereses comerciales de los corporativos, marcan de manera determinante la elección del obsequio en cada temporada.
¿Cuántos juguetes necesita una niña o niño? Para contestar esta pregunta te invitamos a echar un vistazo al cajón de los juguetes de tus hijos o hijas, o de tus sobrinos o sobrinas y contestar, honestamente con cuántos juegan. Te darás cuenta que hay dos o tres preferidos y otros pocos que de vez en cuando se usan. Sin embargo, la mayor parte están abandonados, polvosos y olvidados. La psicología afirma que lo que la niña y el niño necesitan en realidad, sólo es sentirse apreciados y atendidos para despertar su imaginación y jugar. Es probable que terminen jugando con la caja y no con el juguete.
La mayoría de los juguetes rotos, incompletos, viejos o simplemente en desuso, terminarán en basureros y rellenos sanitarios durante cientos de años. Además, los juguetes desechados se reciclan muy poco. Hoy en día el 90% de ellos está hecho de diferentes plásticos, con mucha pintura, algo de metal y, en algunos casos, circuitos electrónicos. Los plásticos que se utilizan contienen mezclas especiales para dar el color deseado, también llevan sustancias retardantes para evitar el fuego y, sin embargo, el diseño cada vez es más frágil. Debido a la alta mezcla de plásticos y aditivos, resulta muy difícil la clasificación y hay poca o ninguna empresa que haga reciclaje de este tipo de materiales.
Cada vez son menos frecuentes los juguetes de trapo y de madera como carritos, cubos o, piezas encajables. Por otra parte en los juguetes más populares, los accidentes que safan el brazo a la muñeca, sumen el ojo, el botón o rompen la tapa, resultan difíciles de evitar; quizá porque el verdadero objetivo de esa fragilidad, sea la obsolescencia y promover el pronto reemplazo por uno nuevo.
Como te das cuenta, los regalos de Reyes Magos también conllevan importantes implicaciones ambientales. Si pensamos en la extracción de la materia prima con la que son fabricados y su producción, se requiere un enorme gasto de agua e incluso se emite dióxido de carbono que contamina la atmósfera y favorece al cambio climático, que se incrementa aún más por el traslado en buques y contenedores de los juguetes importados. Por otra parte, la generación de residuos también es relevante, ya que el empaque original (con alto contenido de unicel), más el envoltorio de regalo, se convertirán inmediatamente en basura, junto con todas las pilas y baterías eléctricas que ocupará el juguete. No es de balde que esta celebración se considere como uno de los días de mayor generación de residuos a lo largo del año y en toda la temporada se incremente de un 15 a un 20% el volumen total de residuos en la Ciudad de México a partir del desecho de envolturas, envases y empaques.
Pero, cuando obsequias algo, ¿qué es lo que verdaderamente quieres regalar? Tu intención seguro es regalar amor o alegría, pero lo que das se relaciona con el consumo, derroche de recursos, generación de gases y residuos. Como alternativa para el mejor regalo, puedes dar la posibilidad de tener un futuro con un mundo menos contaminado y más sustentable a partir de educar con el ejemplo hoy.
Por todo lo anterior, te recomendamos:
Propiciar el intercambio con amigos o donación de juguetes en buen estado.
¿Y a tí qué otra opción se te ocurre? Procuremos ser menos reyes y más magos. Enseñemos la magia de la imaginación, de reducir, de reusar y transformar, de ser creativo y compartir. Regala a tus hijas e hijos que es posible jugar y ser responsable con el ambiente.