Es curioso cómo pueden pasar los días sin que nos detengamos a apreciar qué hay a nuestro alrededor. Entre las prisas, preocupaciones y distracciones de la vida diaria dejamos de ver los elementos de nuestro entorno, damos por hecho que todo está en su lugar porque los edificios o las calles no se mueven y no cambian, si acaso notamos cuando las/os vecinas/os cambian el color de su casa, o cuando se inicia una nueva construcción en nuestro camino de diario, pero a menos de que se trate de un gran árbol, no notamos cuando una planta deja de estar donde estaba.
La ceguera vegetal es un fenómeno que se conoce desde hace más de 20 años; nombrado por el botánico James H. Wandersee y la botánica Elisabeth Schuessler refiriéndose a: 1. la incapacidad de ver o notar las plantas en el entorno cotidiano; 2. la incapacidad de reconocer la importancia de las plantas en la biosfera y en los asuntos humanos; 3. la incapacidad de apreciar las características biológicas estéticas y únicas de las formas de vida que pertenecen al Reino Vegetal; y 4. la clasificación antropocéntrica equivocada de considerar a las plantas como inferiores a los animales y, por lo tanto, como indignas de consideración.
En palabras más simples, somos incapaces de ver y apreciar las plantas, lo que trae consigo desastrosas consecuencias y hacen más difícil su conservación.
Paradójicamente, todas las plantas, por pequeñas que sean, juegan un papel imprescindible en los ecosistemas pues proveen un sinfín de beneficios para los seres vivos. Son parte fundamental de las redes tróficas (cadena alimenticia), evitan la erosión del suelo, brindan resguardo para muchos seres vivos, sirven de sitios de descanso para los polinizadores, son productoras de oxígeno, regulan la humedad del suelo y la temperatura de su entorno, y son parte importante de los ciclos de vida de muchos otros seres vivos, Además, se sabe que más de 28 mil especies de plantas son de importancia medicinal para la salud humana.
A pesar de ello, continuamos clasificando a muchas especies vegetales (sobre todo a las silvestres) como “malas hierbas” o “malezas” en el sentido de que son indeseables, pues muchas de ellas crecen oportunamente en calles, banquetas, jardines y muchos otros sitios en los que entra en conflicto con nuestro raro sentido de estética y nuestra falta de conocimiento sobre los beneficios ambientales que nos proveen. Debido a esto, el destino de muchas especies es la poda y el uso de herbicidas tóxicos empleados con el objetivo de exterminarlas.
Ahora que hemos sido diagnosticados con ceguera vegetal, ¿cómo podemos curarnos de ella?
La falta de apreciación hacia el mundo vegetal nos está haciendo perdernos de la maravilla de la vida. Las plantas que se abren paso para nacer y crecer entre las grietas del asfalto son una muestra de resiliencia de la naturaleza. Destapemos nuestros ojos, tomemos tiempo de admirar las formas de vida que se expresan en nuestro entorno, respetemos y cuidemos de ellas.
Categoría: biodiversidad, salud y medio ambiente
¿Cuántas veces hemos escuchado o leído en algún lugar las palabras “medio ambiente”? Seguro has visto en las noticias reportajes o notas sobre él, sobre los daños que le hemos causado y los cuidados que debemos brindarle. Pero, ¿sabes qué significa? ¿Qué es lo que implica el “medio ambiente”? Si no, no te preocupes, nosotros te orientamos y, en el marco del Día mundial del medio ambiente (que se celebra cada 5 de junio desde 1974), te compartiremos su importancia y significado.
Antes de seguir, debes saber que―de acuerdo al Convenio de Lugano de 1993 sobre la Responsabilidad civil de daños resultantes de actividades peligrosas para el medio ambiente― se entiende como “medio ambiente” al conjunto de recursos naturales, tanto bióticos como abióticos, entre ellos: el agua, el aire, la tierra, la flora y la fauna, así como al patrimonio cultural y la interacción entre estos elementos. O sea que, el medio ambiente incluye elementos naturales y artificiales.
Conservar el medio ambiente va más allá de un simple deseo o interés económico; significa bienestar y calidad de vida, pues dependemos del suministro de agua o de la fertilidad del suelo para obtener alimentos, así como del aire puro para respirar y así, mantener nuestra salud. Lamentablemente, la degradación del medio natural ocurre de manera más acelerada de lo que nos gustaría admitir, ¿viste la intensidad de las lluvias que ocurrieron en primavera? ¿Qué tal la sensación térmica? ¿Has observado la calidad del aire?
Si tus respuestas a las preguntas anteriores no han sido favorables o incluso tienes más ejemplos que se pueden agregar a la lista, entonces irás viendo la necesidad e importancia del cuidado ambiental. Sin olvidar que todas y todos los seres vivos tenemos el derecho a un medio ambiente sano, quiere decir que debe ser adecuado, saludable y propicio para la vida.
¿Te habías puesto a pensar que nuestra salud está completamente relacionada con la del medio ambiente? Es muy simple de explicar, verás: cuando nuestros alimentos se producen necesitan de ciertas condiciones climáticas para lograrse y poder proporcionarnos nutrientes, así podemos tener buenas defensas, vivir el día a día y tener una condiciones favorables en el trabajo, la escuela, la casa o cualquier otro sitio.
Ahora, pensemos un escenario donde nuestros alimentos no adquieren los nutrientes del suelo porque ha sido contaminado; donde el agua y aire no están limpios a causa de los vertederos al aire libre; donde las banquetas en las que caminamos están llenas de basura, heces o colillas de cigarro; donde el verde de los árboles y los colores de las flores se van apagando; donde los polinizadores no tienen hogar ni alimento; donde nuestros aceites contaminan cuerpos de agua…seguro no te fue difícil imaginarlo porque son imágenes que podemos encontrarnos por algunas partes de la ciudad, ¿qué tan frecuentemente te encuentras con lugares así?
Pero, aunque sea difícil de creer, ¡aún podemos cambiar nuestra realidad! ¿Cómo? Al reducir nuestro consumo de recursos, reutilizar objetos o envases, extender lo más que podamos la vida de un producto y dejar de lado a los desechables. Por ejemplo, si llevamos nuestro almuerzo al trabajo, podemos usar porta viandas y cubiertos de metal; al ir de compras, resulta práctico llevar algunos recipientes para el jamón o hacer sacos de tela para la fruta o las semillas; en lugar de comprar rastrillos de plástico, podemos buscar uno que sea de acero inoxidable con navaja intercambiable.
Ya en el momento del desecho, debemos separar y reciclar los plásticos correctamente, por eso es importante conocer la simbología de las etiquetas y empaques. ¡Haz un hábito del reciclaje con esta guía!
Crea huertos urbanos caseros para que los productos que utilices en tus alimentos sean más sanos. Y con los desechos orgánicos que generes, ¡haz composta! Construye Jardines Polinizadores para que se multipliquen los beneficios de la polinización y recoge las heces de tus animales de compañía con algún cucurucho de papel y deposítalas en el sanitario.
Como puedes ver, son formas muy sencillas que podemos llevar a cabo para salvaguardar al medio ambiente, son acciones para brindarle protección y justicia, informémonos y participemos. Juntas/os podemos garantizarnos una vida plena a todos los seres vivos y adoptar una postura activa en la toma de decisiones ambientales.
Imagina que una tarde vas a caminar a un sitio natural dentro de la Ciudad de México. De pronto, te encuentras de frente a un par de tigres que merodean entre rocas y árboles. A unos pasos te sorprenden reptiles, osos panda, lobos, aves enormes como el cóndor, águilas… Espera…¿qué? ¿De verdad podemos encontrar a estos animales en la ciudad? Sí, esto es posible gracias a los zoológicos que alberga la ciudad. ¿Has conocido estos magníficos lugares?
En la Ciudad de México se pueden visitar 3 zoológicos: el de Chapultepec, el de San Juan de Aragón y Los Coyotes. En los Zoológicos de Chapultepec y de San Juan de Aragón podemos apreciar fauna silvestre nativa de México y de otras partes del mundo. En el Zoológico Los Coyotes se observan animales silvestres nativos de la zona del Valle de México y zonas aledañas.
A lo largo de los tiempos, los zoológicos han cubierto diversos objetivos: al principio funcionaron como signo de poder y riqueza, por la acumulación de especies exóticas; posteriormente, como entretenimiento popular, a través de la exhibición de las especies; en otras ocasiones han servido para fines científicos, como centros de estudio e investigación del comportamiento animal. Y, aunque siempre han sido sitios controversiales, por la tenencia de animales silvestres, en la actualidad, los zoológicos tienen una función ambiental mucho más importante de lo que te imaginas.
Por eso, para comprender mejor la razón de ser de los Zoológicos, te invitamos a conocer sus funciones esenciales:
apoyar la conservación de especies y ecosistemas en peligro;
promover y desarrollar el conocimiento científico que beneficie la conservación de especies en sus hábitats naturales, en colaboración con instituciones como la UNAM, UAM, CONABIO, CONANP, SEMARNAT, entre muchas otras;
generar una conciencia pública sobre la necesidad de conservar la naturaleza, a través de actividades de educación ambiental;
presentar a las especies para su conocimiento, apreciación y sensibilización de la sociedad;
capacitar y entrenar a profesionales que apoyan diversas actividades dirigidas al bienestar animal, el manejo de poblaciones tanto en su hábitat natural (in situ) como fuera del mismo (ex situ), entre muchas otras actividades enfocadas a la conservación de la biodiversidad.
Todo esto se logra a través de diversas herramientas como la investigación de las especies silvestres, la educación ambiental o educación para la conservación2.
Entre las acciones que desarrollan los zoológicos de la Ciudad de México, en apoyo a la conservación de especies silvestres, se incluyen algunas derivadas de los Programas Institucionales de Conservación de Especies Silvestres (PICES), que están enfocados en establecer acciones de conservación específicas, para cada una de las especies que albergan los zoológicos de nuestra ciudad, principalmente para las especies amenazadas o en peligro de extinción, entre las que se incluyen especies carismáticas nativas de México como el conejo zacatuche, mejor conocido como teporingo o conejo de los volcanes; el lobo mexicano; el mono aullador o saraguato; el mono araña; el jaguar; el tapir; el borrego cimarrón; el cóndor de California; el axolote de Xochimilco; entre otros2.
En el caso del Lobo mexicano (Canis lupus baileyi), a través del programa binacional de recuperación de esta especie, México recibió las primeras parejas reproductivas en 1987-88 en los zoológicos de San Juan de Aragón y de Chapultepec. En el 2001 se sumó el Zoológico de Los Coyotes al programa de reproducción de esta especie. En conjunto se registró, entre 1978 y 2021, el nacimiento de casi 200 crías de lobo mexicano. Recientemente uno de estos ejemplares formó parte del programa de reintroducción en México2, esto es un gran paso para recuperar la población de la especie y así descartar su posible extinción.
Además, la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre mantiene lo que le llamamos un “zoológico congelado” que es una reserva o banco de material genético y reproductivo de, aproximadamente, 30 especies de mamíferos y otras especies silvestres, por ejemplo: lobo mexicano, borrego cimarrón, agutí, jaguar, temazate, bisonte americano, panda gigante, entre muchas otras. Esta reserva genética apoya a la conservación de las especies, pues con este material es posible la reproducción de especies en peligro, bajo proyectos planeados y bien estudiados. En el caso del lobo mexicano, el resguardo de este material genético, el único en nuestro país, apoya al programa binacional de conservación de esta especie2.
Te invitamos a que conozcas y admires a los más de 1,850 animales de 261 especies silvestres diferentes: 37.9% de mamíferos, 18 % reptiles, 40.2% aves, 3.0% anfibios y 0.7% de arácnidos, que están distribuidos en los zoológicos de la ciudad.
En el Zoológico de Chapultepec se cuenta con casi 200 especies silvestres diferentes bajo cuidado humano.
En el Zoológico de San Juan de Aragón podrás conocer más de 100 especies distintas.
En el Zoológico Los Coyotes se pueden apreciar más de 50 especies nativas de la zona central de México.
¿No tienes plan para este fin? ¡Ve y conoce los zoológicos de la ciudad! Aprecia a la fauna silvestre y comprende la importancia de conservarla. El acceso en los tres es gratuito y puedes visitarlos en los siguientes horarios: Chapultepec y Aragón de martes a domingo de 9 a 17 h; Coyotes, de lunes a domingo de 6 a 17 h.
¡Por fin es invierno! Esta época del año tiene sus maravillas, comenzando por las anheladas vacaciones. Y, tal como sucede en muchas partes del mundo, es momento de colocar el tradicional “nacimiento”. Para adornarlo es muy común colocar musgo y heno, sin embargo, hacerlo es perjudicial para la naturaleza, ¿sabes por qué?
El heno y el musgo crecen naturalmente en los bosques: al heno puedes reconocerlo por su color gris, crece sobre las ramas de los árboles de forma que parece una especie de cortinas colgantes con hebras muy delgadas, tan gruesas como una aguja de coser y con entrenudos de hasta 8 metros de largo, usualmente sin raíces. El musgo es verde y muy chaparrito, crece en la superficie de rocas, árboles o suelo y puede crecer de 1 a 10 centímetros, todo depende de la especie.
Tanto el heno como el musgo sirven de material de construcción de nidos para varias aves y pequeños mamíferos, como el colibrí o picaflor1 y ayudan a los bosques a retener humedad, sin ellos, o con menor presencia de ambos, las temperaturas pueden elevarse y romper el equilibrio vital de las especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que ahí habitan, es decir, se pone en riesgo la salud del bosque.
Éste no es el único riesgo, ya que el musgo juega un papel fundamental para la supervivencia de diversas especies. Por su capacidad de asentarse sobre superficies lisas, como las rocas, en donde otras plantas no lograrían hacerlo, su presencia en los suelos evita su erosión y permite el crecimiento de otras especies de vegetación con raíces más profundas, sin olvidar que brindan hogar y protección a invertebrados como insectos, arácnidos, rotíferos, nemátodos, moluscos o microorganismos. Al retirar los musgos de los suelos, estas especies se ven violentadas y esto disminuye su población, lo cual rompe el equilibrio ecológico de esos ecosistemas.
Una cualidad sorprendente del musgo es su capacidad de retener, ¡hasta 20 veces su peso en agua! ¿No te parece sorprendente? Con esta capacidad de retención, impide la erosión del suelo en tiempo de lluvias, protege las zonas aledañas de las grandes inundaciones y libera humedad en tiempo seco, por eso se considera que es imprescindible para combatir la desertificación de los suelos, regular el cauce de los ríos y proteger al suelo de inundaciones.
En tiempos pasados, la extracción de musgo y heno de los bosques pudo haber sido insignificante, pero hoy la situación es diferente, ya que cada vez hay menos sitios naturales donde puedan crecer debido a la expansión de la mancha urbana, la extracción ilegal y el aumento en la demanda de estas especies.
Lo lamentable de usarlo en las decoraciones navideñas es que ese musgo se usará unos cuantos días para ambientar los hogares, después se irá a la basura, pero le tomará 7 años volver a crecer del mismo tamaño que cuando fue arrancado del suelo. ¿No te parece que debemos encontrar otras maneras de ambientar la Navidad?
Nuestra ciudad cuenta con una diversidad de bosques distribuidos en el 60% de su superficie, dentro del Suelo de Conservación. Estos bosques aportan beneficios ambientales a todas las personas que vivimos en esta ciudad,l pues limpian nuestro aire, recargan el acuífero de donde obtenemos el 70% de nuestra agua diaria, regulan la temperatura, frenan la contaminación por ruido y sirven como sitios de esparcimiento, es decir, nos ayudan a combartir el estrés.
Conservar su salud, es conservar todo lo que nos brindan a todos los seres vivos; principalmente a las plantas y animales que encuentran en los bosques refugio, alimentos y un hogar, pues ellos juegan un papel importante en mantener la salud del bosque, ya que si una de estas especies de flora y fauna desaparece, el equilibrio y la salud del bosque se vería mermada. Entonces, mantener la salud del bosque implica dejar el heno y musgo en su lugar, seamos responsables y busquemos alternativas para adornar en Navidad.
Por eso, en nuestra ciudad te proponemos decorar tu nacimiento con materiales reutilizables, por ejemplo, tapetes navideños que puedes lavar cada año que los uses o plantas naturales con todo y sus macetas, luces led, manualidades hechas con cáscaras de maíz u otros materiales naturales. Echa a volar tu creatividad e integra a tu familia en esta labor. Será divertido y juntos velarán por la preservación del musgo, el heno, la salud de los bosques y del medio ambiente de la ciudad.
1 SEMARNAT - Los musgos y el heno ayudan al cuidado de los bosques. Consultado 14 de septiembre, 2021
www.gob.mx/semarnat/articulos/los-musgos-y-el-heno-contribuyen-en-el-cuidado-de-los-bosques
En estos tiempos de contingencia sanitaria, ¿quién piensa en el medio ambiente y en el resto de los seres vivos que habitan el planeta? Vemos en las noticias que en las playas de nuestro país como las de Acapulco, en las que normalmente se llenan de gente en temporada vacacional, ¡se han visto ballenas! Este magnífico mamífero que al sentirse amenazado por la especie humana, había dejado de visitar estas playas.
Y esto no solo ocurre en México. En otros países, al disminuir la presencia humana en espacios urbanos, carreteras y sitios turísticos, la biodiversidad ha aprovechado para volver a hacerse presente. Elefantes en las carreteras, cocodrilos en playas y calles, lobos marinos, aves de diferentes especies, todos ellos se toman un respiro y se sienten más libres que nunca ahora que su amenaza más grande está guardada en casa.
Es momento de reflexionar y de notar que el planeta no nos pertenece, que lo compartimos con otros seres vivos capaces de sentir como nosotros. Entendamos que plantas, animales, insectos, hongos y todas las formas de vida, incluidos nosotros, jugamos un papel muy importante en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas que habitamos y de los cuales nos beneficiamos de muchas formas.
Algo que pocos saben y que muchos no se imaginan si quiera, es que la salud de los ecosistemas y su biodiversidad se refleja en la salud humana. ¿Cómo puede ser esto posible? La diversidad de especies dificulta la propagación de agentes patógenos1, porque al cumplir con su función biológica específica y natural, mantiene saludable a este sistema que llamamos “naturaleza”.
Mientras que, actividades humanas como la extracción de especies exóticas de su hábitat natural, la compra ilegal de éstas, así como todas aquellas actividades que ponen en riesgo el equilibrio del ecosistema, facilitan la propagación de enfermedades causadas por todo tipo de agentes patógenos, como es el caso del coronavirus.
Todos somos parte de ese sistema, somos eslabones de una gran cadena que, entre más larga y diversa, más salud y equilibrio brinda a sus integrantes, pero si un eslabón se rompe,ten por seguro que todos sufriremos las consecuencias, como lo estamos haciendo ahora, no solo por el coronavirus, sino por el cambio climático que año con año se hace más presente y que pone en riesgo la vida de muchas personas y especies biológicas. Unos cuantos días de parón en la actividad humana y la nobleza de la naturaleza nos muestra el papel desequilibrante que jugamos. ¿Necesitamos realmente una pandemia para descubrir nuestra responsabilidad?
No nos hagamos de la vista gorda, sabemos que los humanos nos hemos jaloneado mutuamente en busca del propio beneficio y hemos roto varios eslabones de la cadena, pero no todo está perdido. Aprovechemos este tiempo en el que el mundo se paró y veamos que aún estamos a tiempo de decidir qué tipo de eslabón queremos ser: el que rompe su relación con su alrededor o el que se sostiene y busca vivir en armonía con la biodiversidad.
Coronavirus: un mensaje de la Naturaleza. www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/video/coronavirus-un-mensaje-de-la-naturaleza
Viajar siempre es una experiencia emocionante que también implica tiempo en su planeación, sobretodo si será un viaje largo. Debemos contemplar el destino al que llegaremos, el medio que utilizaremos, quiénes o cuántos viajarán, boletos, papeles, reservaciones; y unos días antes, hacer maletas y alistar nuestras pertenencias.
Ahora, imagina que, al menos, debes hacer dos largos y extenuantes viajes en el año. ¿Agotador, no? Pues bien, esta situación la enfrentan las aves migratorias. Pero ellas no compran boletos ni hacen maletas; su preparación consiste en alimentarse de forma abundante, incluso algunas aves llegan a engordar, pues consumen enormes cantidades de alimento rico en proteínas y energía para aguantar los recorridos aéreos.
En el mundo existen cerca de nueve mil 917 variedades de aves, es el grupo de vertebrados terrestres con mayor cantidad de especies y en México residen mil cien especies, de las cuales 370 se encuentran en alguna categoría de riesgo de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana.
En el margen de los números, más de la tercera parte son viajeras consagradas. Por lo menos, hay cuatro tipos generales de especies migratorias en México. Existen las residentes de invierno, especies que se reproducen en Alaska, Canadá, parte de Estados Unidos y México, y pasan el invierno en tierras sureñas: Ciudad de México, Chiapas, Guatemala y El Salvador. Un ejemplo de estos viajeros es el pato Chalcuán, proveniente de Norteamérica, pero en invierno llega al Parque Ecológico Xochimilco (PEX) y a la ciénega de Tláhuac.
También encontramos a las residentes de verano, ellas se reproducen en México y deciden pasar un poco más al sur la fría estación del año. Entre ellas localizamos al Verdín Amarillo, quien se reproduce en zonas desérticas como Sonora, pero migra al PEX o a las chinampas de Xochimilco.
¡Ah! También existen dos categorías más: transeúntes o de paso y las migratorias con poblaciones residentes. Las primeras se reproducen al norte de las tierras mexicanas y se desplazan hacia el centro y sur del continente americano, uno de ellos es el Águila Pescadora a quien se le puede encontrar en la Ciénega de Tláhuac o en el PEX, así como la Calandrita con avistamientos en el Jardín Botánico de la UNAM o en Parque México. Las segundas se refieren a especies que migran, pero que también tiene poblaciones que deciden “quedarse en casa”, el Verdemar o Colibrí oreja violeta es un ejemplo de esta categoría y se le puede observar en las zonas de Milpa Alta o en el Ajusco.
En la Ciudad de México habitan 271 especies, de ellas 145 son las más abundantes y 126 se consideran raras, puesto que son muy escasos sus avistamientos. De los números mencionados, ¡sólo 19 son endémicas de México! Entre ellas encontramos a la Matraca barrada, endémica de la Faja Volcánica Transmexicana, y al Carpintero de Strickland, propio de las montañas de la Cuenca de México.
La región con mayor riqueza de avifauna son los humedales del PEX y en la Ciénega de Tláhuac con 229 especies, particularmente 89 acuáticas, entre las que encontramos patos, garzas, chorlos, playeros e, incluso, pelícanos.
En las regiones de parques y jardines urbanos, el número de especies es significativo ya que reúne el 47.6% del total de registro de la ciudad; quiere decir que: ¡en estos lugares se distribuyen alrededor de 128 especies! Dentro de esta categoría se consideran al Bosque de Tlalpan, el Jardín Botánico de la UNAM, el Pedregal de San Ángel, así como Chapultepec y Aragón. Así que ya sabes a dónde ir para admirar tantas aves como puedas.
Si deseas meditar sobre otra de las cualidades de las aves, te invitamos a visitar la página de Sedema “Así suena la Ciudad de México” (http://189.240.89.18:9000/pajaros/endemicas.html), donde podrás escuchar el canto de algunas aves endémicas de la ciudad.
Debido a los aleteos constantes y extenuantes que realizan, como en todo viaje, necesitan hacer paradas para alimentarse, descansar y retomar el vuelo. Incluso las aves deben contemplar en sus recorridos los posibles riesgos, ¿te has puesto a pensar qué obstáculos atraviesan en sus viajes? En sus vuelos se topan con antenas, edificios, cables, atraviesan tormentas, huracanes y vientos fuertes. Si seguimos interviniendo en sus ecosistemas al talar árboles y alterar los ciclos climáticos, sus hogares (entre ellos bosques y humedales, principalmente) se irán fragmentando cada vez más hasta desaparecer, por ende, al no tener a dónde llegar, sus poblaciones comenzarán a disminuir.
Las aves vuelan miles de kilómetros y cumplen papeles ecológicos específicos en las regiones que van habitando: ayudan a diseminar las semillas, polinizan y esparcen semillas mediante sus heces, controlan plagas y, algunas, son alimentos de algunas especies. Es vital cuidar su hábitat y los espacios a los que llegan durante sus migraciones. Seguro que cuando viajas, disfrutas y agradeces llegar a un lugar hermoso, con comida y bebida suficiente y donde puedas convivir con otras personas. Debemos procurar lo mismo para nuestras visitantes.
Fuentes:
Enríquez, Paula L. El largo viaje de las aves migrantes, consultado en Conacyt, en línea: https://centrosconacyt.mx/objeto/el-largo-viaje-de-las-aves-migrantes/
Uribe Lara, Laura E. Las aves migratorias en México, consultado en Naturalista, en línea: https://www.naturalista.mx/posts/3687-las-aves-migratorias-en-mexico