Los zoológicos de la Ciudad de México apoyan a la conservación de especies silvestres, principalmente las nativas de México que se encuentran amenazadas y en peligro de extinción como el teporingo, lobo mexicano, mono aullador, mono araña, jaguar, tapir, borrego cimarrón, el cóndor de California, axolote de Xochimilco, entre otros2.
Imagina que una tarde vas a caminar a un sitio natural dentro de la Ciudad de México. De pronto, te encuentras de frente a un par de tigres que merodean entre rocas y árboles. A unos pasos te sorprenden reptiles, osos panda, lobos, aves enormes como el cóndor, águilas… Espera…¿qué? ¿De verdad podemos encontrar a estos animales en la ciudad? Sí, esto es posible gracias a los zoológicos que alberga la ciudad. ¿Has conocido estos magníficos lugares?
En la Ciudad de México se pueden visitar 3 zoológicos: el de Chapultepec, el de San Juan de Aragón y Los Coyotes. En los Zoológicos de Chapultepec y de San Juan de Aragón podemos apreciar fauna silvestre nativa de México y de otras partes del mundo. En el Zoológico Los Coyotes se observan animales silvestres nativos de la zona del Valle de México y zonas aledañas.
A lo largo de los tiempos, los zoológicos han cubierto diversos objetivos: al principio funcionaron como signo de poder y riqueza, por la acumulación de especies exóticas; posteriormente, como entretenimiento popular, a través de la exhibición de las especies; en otras ocasiones han servido para fines científicos, como centros de estudio e investigación del comportamiento animal. Y, aunque siempre han sido sitios controversiales, por la tenencia de animales silvestres, en la actualidad, los zoológicos tienen una función ambiental mucho más importante de lo que te imaginas.
Por eso, para comprender mejor la razón de ser de los Zoológicos, te invitamos a conocer sus funciones esenciales:
apoyar la conservación de especies y ecosistemas en peligro;
promover y desarrollar el conocimiento científico que beneficie la conservación de especies en sus hábitats naturales, en colaboración con instituciones como la UNAM, UAM, CONABIO, CONANP, SEMARNAT, entre muchas otras;
generar una conciencia pública sobre la necesidad de conservar la naturaleza, a través de actividades de educación ambiental;
presentar a las especies para su conocimiento, apreciación y sensibilización de la sociedad;
capacitar y entrenar a profesionales que apoyan diversas actividades dirigidas al bienestar animal, el manejo de poblaciones tanto en su hábitat natural (in situ) como fuera del mismo (ex situ), entre muchas otras actividades enfocadas a la conservación de la biodiversidad.
Todo esto se logra a través de diversas herramientas como la investigación de las especies silvestres, la educación ambiental o educación para la conservación.
Entre las acciones que desarrollan los zoológicos de la Ciudad de México, en apoyo a la conservación de especies silvestres, se incluyen algunas derivadas de los Programas Institucionales de Conservación de Especies Silvestres (PICES), que están enfocados en establecer acciones de conservación específicas, para cada una de las especies que albergan los zoológicos de nuestra ciudad, principalmente para las especies amenazadas o en peligro de extinción, entre las que se incluyen especies carismáticas nativas de México como el conejo zacatuche, mejor conocido como teporingo o conejo de los volcanes; el lobo mexicano; el mono aullador o saraguato; el mono araña; el jaguar; el tapir; el borrego cimarrón; el cóndor de California; el axolote de Xochimilco; entre otros2.
En el caso del Lobo mexicano (Canis lupus baileyi), a través del programa binacional de recuperación de esta especie, México recibió las primeras parejas reproductivas en 1987-88 en los zoológicos de San Juan de Aragón y de Chapultepec. En el 2001 se sumó el Zoológico de Los Coyotes al programa de reproducción de esta especie. En conjunto se registró, entre 1978 y 2021, el nacimiento de casi 200 crías de lobo mexicano. Recientemente uno de estos ejemplares formó parte del programa de reintroducción en México2, esto es un gran paso para recuperar la población de la especie y así descartar su posible extinción.
Además, la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre mantiene lo que le llamamos un “zoológico congelado” que es una reserva o banco de material genético y reproductivo de, aproximadamente, 30 especies de mamíferos y otras especies silvestres, por ejemplo: lobo mexicano, borrego cimarrón, agutí, jaguar, temazate, bisonte americano, panda gigante, entre muchas otras. Esta reserva genética apoya a la conservación de las especies, pues con este material es posible la reproducción de especies en peligro, bajo proyectos planeados y bien estudiados. En el caso del lobo mexicano, el resguardo de este material genético, el único en nuestro país, apoya al programa binacional de conservación de esta especie2.
Te invitamos a que conozcas y admires a los más de 1,850 animales de 261 especies silvestres diferentes: 37.9% de mamíferos, 18 % reptiles, 40.2% aves, 3.0% anfibios y 0.7% de arácnidos, que están distribuidos en los zoológicos de la ciudad.
En el Zoológico de Chapultepec se cuenta con casi 200 especies silvestres diferentes bajo cuidado humano.
En el Zoológico de San Juan de Aragón podrás conocer más de 100 especies distintas.
En el Zoológico Los Coyotes se pueden apreciar más de 50 especies nativas de la zona central de México.
¿No tienes plan para este fin? ¡Ve y conoce los zoológicos de la ciudad! Aprecia a la fauna silvestre y comprende la importancia de conservarla. El acceso en los tres es gratuito y puedes visitarlos en los siguientes horarios: Chapultepec y Aragón de martes a domingo de 9 a 17 h; Coyotes, de lunes a domingo de 6 a 17 h.
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Queremos aprovechar este 26 de enero, Día Mundial de la Educación Ambiental, para compartir tres ideas fuerza que acompañan nuestra práctica como Dirección Ejecutiva de Cultura Ambiental1.
Educación orientada a la constitución del Sujeto
Enfoque: nuestro quehacer educativo coloca el saber ambiental como incentivo para desarrollar el conocimiento de las interacciones entre las personas y la naturaleza, y para reconocer la responsabilidad que tenemos sobre la forma en que se dan esas interacciones y cómo constituyen el ambiente de la Ciudad de México.
Vivencia: desde el 2019 iniciamos el proyecto Jardines para la Vida, donde las protagonistas Mujeres Polinizadoras, de 25 barrios populares de nuestra ciudad, asistieron a un curso de jardinería y se propusieron instalar al menos 350 jardines para polinizadores públicos y particulares.
En la capacitación, coordinada entre la Secretaría del Medio Ambiente y los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES), reconocimos la importancia de la polinización como proceso natural indispensable para la salud ambiental del valle de México. Al mismo tiempo, nos cultivamos como personas dispuestas a realizar una polinización social, es decir, a imitar la visita que hacen los polinizadores a distintas flores para lograr que se multipliquen. Así, cientos de mujeres salieron de sus colonias y conversaron con ciudadanas y ciudadanos que visitaban el Parque de los Venados y la Alameda del Sur.
Al repartirles una planta compartieron su experiencia y lograron que la persona receptora se comprometiera con el cuidado de escarabajos, abejas, colibríes y mariposas, a través del mantenimiento y creación de áreas verdes o jardines con flores.
Las mujeres polinizadoras asumieron el arte de la jardinería como un quehacer ambiental; se hicieron responsables de comunicar a otros este saber. Su experiencia formativa se convirtió en proyecto y proceso social vivo, transformador.
Educación para el empoderamiento
Enfoque: la educación no es un proceso de transferencia de saberes o tecnologías, sino un proceso de generación de poder (personal, organizacional y colectivo). Con él, las personas crecen en habilidades, autoestima y capacidad de incidir en otros, de tal forma que producen cambios positivos en las personas y en el entorno, lo que categorizamos como saldos ambientales.
Vivencia: en plena pandemia y con el reto del confinamiento social, iniciamos, en colaboración con tres alcaldías, un proyecto dentro del programa de Compensación a la Ocupación Temporal y la Movilidad Laboral (SCOTML) de la STyFE2, diseñado para entregar apoyos económicos a trabajadores en circunstancias de vulnerabilidad laboral.
Mujeres y hombres trabajadores informales del servicio de limpia de las alcaldías de Iztapalapa, Álvaro Obregón y Azcapotzalco participaron en un curso en el que se formaron como orientadores ambientales en materia de separación de residuos domésticos. Las y los trabajadores quienes reconocieron el valor de su conocimiento y presencia social, además, aceptaron compartirlo con la ciudadanía beneficiaria de sus servicios. Así nació el proyecto “Trucos y saberes para separar nuestros residuos”.
La situación de riesgo de estar en la calle durante la pandemia se convirtió en oportunidad para visibilizar y dignificar a los recolectores. Al mismo tiempo, las y los trabajadores de limpia se empoderaron y asumieron la responsabilidad de orientar a la ciudadanía sobre cómo entregar su “basura” de manera segura y sustentable para contribuir a resolver el gigantesco problema que significan los residuos para nuestra ciudad.
Durante 3 meses, como parte del acto cotidiano de “tirar la basura” y recogerla, 60 trabajadores tuvieron más de 27 000 conversaciones con personas receptoras del servicio, sobre nueve temas distintos encaminados a orientarles cómo reducir el volumen de sus residuos y facilitar su recolección. Para que esto pasara, los trabajadores tuvieron que vivir un proceso de autoconfianza creciente y así confrontar la rutina ciudadana para convencer sobre la urgencia de aprender a separar los residuos desde el hogar. Se convirtieron en Orientadores ambientales.
En este caso buscar la separación de los residuos trascendió el beneficio ambiental. Hubo un crecimiento en las y los trabajadores, redescubrieron el poder de su palabra y servicio.
Educación para el fortalecimiento de la identidad
Enfoque: el derecho a un ambiente sano lo ejercemos co-responsablemente. Por su complejidad, sólo se puede garantizar con la participación y compromiso mutuo entre el Estado y la sociedad.
Nadie se compromete en algo que no es suyo. Construir al actor que mitigue y revierta la crisis nos lleva a fortalecer constantemente, desde lo educativo, un “somos” abierto e incluyente que nos da poder en la misión.
Vivencia: educación y comunicación son dos caras de un mismo proceso. Donde hay mujeres jardineras y amantes de la plantas, proponemos “Mujeres Polinizadoras”; donde existen mujeres y hombres trabajadores de limpia, sugerimos “Orientadores Ambientales”; donde encontramos dueños de mascotas, buscamos “Tutores Responsables”; donde vemos bosques, zoológicos y áreas naturales como lugares de esparcimiento, miramos también “Espacios libres de plásticos desechables”; donde hay viviendas que instalan tinacos y tuberías en sus azoteas, observamos “Hogares Cosechadores de Lluvia”; donde experimentamos ser habitantes, fauna y flora en medio del viento, de la tierra y el fuego, cada cual por su rumbo, vemos una comunidad socio-biótica biodiversa, un solo “Ecosistema chilango”.
Un nuevo somos siempre en movimiento, que posee vocación ambiental, es necesario para la construir la sustentabilidad de este amado hogar al que llamamos Ciudad de México.
1 La Dirección Ejecutiva de Cultura Ambiental de la SEDEMA se encuentra en un proceso de sistematización interna que apunta hacia el establecimiento de un documento rector que opere como texto inspirador para la elaboración de políticas de comunicación y educación ambiental para la Ciudad de México.
2 Mayor información en el sitio de StyFE: trabajo.cdmx.gob.mx/programa_sociales_y_servicios/programa-de-fomento-al-trabajo-digno-en-la-ciudad-de-méxico
Si alguna vez has podido salir del ajetreo de la ciudad -su ritmo acelerado, los días calurosos por su concreto, el tráfico ocasionado por las intensas lluvias, los gases emitidos por los camiones y el constante ruido provocado por fuentes de sonido (claxones, el metro, motocicletas, el “ropavejero” o el silbido de los camotes)- para disfrutar de un día de campo en el bosque, entonces reconoces la importancia que tienen estos lugares para nuestra salud y buen humor, pero más allá de un “escape” de tu ciudad, ¿te has puesto a pensar en cómo el bosque vive contigo día a día?
Cuando hablamos de una ciudad nos vienen a la cabeza los grandes centros urbanos para vivienda, plazas comerciales, oficinas financieras, canchas deportivas, espacios recreativos, recintos culturales, etc.; sin embargo, la Ciudad de México es muchísimo más que esto, ¿sabías que su extensión aproximada es de 149,830 hectáreas (ha)? Éstas se dividen en dos áreas básicas (que consideran el uso de suelo y las actividades que la población ha desarrollado al vivir en cada una): el Área de Desarrollo Urbano (ADU), correspondiente al 41% del territorio, y el Área de Conservación Ecológica, hoy denominada Suelo de Conservación (SC) que ocupa un 59% de su territorio (aprox. 88, 399 ha)1.
Por si fuera poco, el principal territorio del SC de la Ciudad de México corresponde a los bosques (42%) de los cuales hay distintos tipos distribuidos en 37,400 ha, aproximadamente; el bosque de oyamel ocupa la mayor superficie, seguido del bosque de pino, el de encino, el matorral xerófilo y la vegetación de cañadas. El bosque y lo que llamamos “ciudad” no son dos cosas separadas sino parte de un todo, de una misma Ciudad de México y, aunque parezca increíble hay un poco más de SC que ADU.
Por ello, además de ser la ciudad de los Palacios, la Ciudad de México, es la ciudad de los Bosques, un título que debemos valorar y honrar, no sólo por la belleza escénica que nos brindan o los días de campo que nos otorgan, sino por todos los servicios ecosistémicos que llevan a cabo sin que nosotros nos demos cuenta.
Los bosques son importantes reguladores de la calidad del aire porque captan y retienen carbono y partículas suspendidas que pueden ser contaminantes. Al mismo tiempo amortiguan y disminuyen el impacto de fenómenos meteorológicos extremos ocasionados por el cambio climático. Si de por sí algunas veces nos caen tormentas en el ADU, ¡imagínate lo que pasaría sin la protección de estos gigantes! ¡Ellos aseguran nuestra propia sobrevivencia!
También son fundamentales en el ciclo del agua, ya que influyen en la cantidad de líquido disponible en la ciudad y contribuyen a la reducción de riesgos como desprendimientos de tierra, inundaciones y sequías. Si esto te parece poco, debes saber que debajo de los bosques existen capas de roca fracturadas por donde se filtra el agua de lluvia que enriquece los acuíferos, enormes almacenes subterráneos de los cuales se extrae agua para la agricultura, la industria, y para las y los chilangos y otras personas que viven a cientos de kilómetros del sitio de infiltración2.
Ahora, piensa en los bosques como un enorme compañero vivo que, además de ser un gran reservorio de biodiversidad, puede influir en nuestro temperamento, nuestras costumbres y hasta en, nuestras emociones.
Disfrutar un momento silencioso aprovechando el poder de estos gigantes discretos para aislarnos del ruido, es otro de los beneficios que nos brindan y que sin duda aligera nuestros pensamientos y estimula nuestra creatividad.
Desafortunadamente el crecimiento de la mancha urbana, el cambio de uso de suelo, la extracción de recursos, la contaminación de aire, agua y suelo, las plagas y enfermedades forestales, así como una regulación insuficiente, han provocado una disminución considerable en la extensión del área verde original del SC.
Piensa que bosques y personas estamos fuertemente conectados. Nos conecta el aire, el suelo, el agua, la vegetación. Somos parte de lo mismo. Dañar los bosques es dañar el resto. Es atentar contra el presente y futuro de nuestra ciudad y de todos los que la habitamos.
Agradece todo lo que recibes de los bosques cuidando de ellos: realiza trabajo voluntario de reforestación; si ves un incendio, repórtalo; respeta a las plantas y los animales; participa en la donación y adopción de plantas en el área de Reforestación Urbana de la Sedema3, investiga cuáles son las plantas y árboles nativos y procura optar por ellos cuando tengas oportunidad de sembrar alguno, finalmente, ayuda a proteger el camellón frente a tu casa. Tu compromiso con la naturaleza y la calidad de vida comienzan en tu propia banqueta.
1 El suelo de conservación del Distrito Federal www.paot.org.mx/centro/programas/suelo-corena.pdf
2 FAO.- Los bosques y el agua.
www.fao.org/sustainable-forest-management/toolbox/modules/forest-and-water/in-more-depth/es/
3 Reto Verde. sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/reforestacion
Testigos silentes de eras y acontecimientos históricos que en sus anillos tienen grabados los años que han recorrido en la Tierra, seres de texturas diversas y cuerpos firmes, así son los árboles, responsables de generar oxígeno en el planeta.
¿Cuántas veces no hemos recurrido a la analogía de la sabiduría de los árboles? ¿O a su carácter fuerte y combatiente? ¿Acaso te has preguntado por qué tienen estos papeles en la literatura o en el cine? En esta nota te daremos a conocer los beneficios que aportan los árboles al medio ambiente y, por ende, en nuestra cotidianidad, así podrás descubrir la inspiración que genera su sola presencia.
Históricamente han sido un símbolo de vida, de reproducción, de concepción; han formado parte de numerosos relatos fantásticos o verídicos, han sido testigos de amores, muertes, incluso de llantos. El árbol es un símbolo de fortaleza y es visto como un guardián de la Tierra para distintas culturas: maya, celta, turca, nórdica, entre otras.
¿Has escuchado algo sobre “el árbol de la vida”? Pues en la literatura mesoamericana es el centro de donde nace la Tierra. En la mitología nórdica el árbol era la unión de los 9 mundos que conforman su cultura; en el taoísmo es un símbolo de vida eterna.
Lo cierto es que todos los relatos tienen verdades biológicas escondidas, el árbol sí es una fuente de vida: desempeñan un importante papel en el aumento de la biodiversidad urbana, quiere decir que proporcionan un hábitat para plantas y animales, así como alimentos y protección para los mismos.
Por año, ¡un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes! Por eso ayudan a combatir el cambio climático; sus hojas y corteza funcionan como filtros para las partículas finas de polvo, suciedad, humo, gases (dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y ozono).
Además, son reguladores de temperatura, ¿cómo? Con la humedad que retiene en sus tallos y hojas, los árboles pueden enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados del sitio donde se encuentren ubicados; si está cerca de edificios evita el uso de aire acondicionado en un 30%.
Son reguladores del flujo de agua y previenen inundaciones, ya que pueden captar hasta más de 15 000 litros de agua por año; la sombra que proporcionan disminuye la evaporación del agua y permite que los céspedes sedientos puedan consumirla. Un dato interesante es que la gran mayoría de los árboles, cuando están recién plantados, sólo consumen un aproximado de 15 galones del preciado líquido por semana. Y en la medida que nuestros guardianes ramificados transpiran, aumenta la humedad atmosférica.
Su sombra también beneficia en gran medida a nuestra piel, pues reducen en un 50%, aproximadamente, la exposición a los rayos UV-B, y, por si fuera poco, estos guardianes incentivan una mejor salud mental y física porque disminuyen la presión arterial y el estrés, esto fomenta una calidad mayor en el bienestar de las comunidades urbanas.
En ocasiones puede resultarnos tedioso barrer las hojas que van desprendiéndose de su tronco, pero lo que no sabes es que tienen un aporte importante en los suelos: brindan minerales y nutrientes a la tierra, es decir, mueren para brindar más vida. Sin olvidar que colorean y perfuman nuestro entorno en cada época del año: verdes intensas y claras, amarillas, rojas, naranjas, cafés y luego desaparecen. Muchas personas encuentran placentero pisar hojas secas o recostarse en ellas.
Ahora que conoces un poco más sobre su papel en la Tierra, puedes convertirte en su guardián y ayudarlos a cuidar de nuestro hogar, ¿cómo? Si algún día ves que están talando un árbol puedes denunciarlo ante la PROFEPA, pues para la tala o derribo de árboles se requiere de permisos, ya que esta actividad puede afectar al medio ambiente o corromper el equilibrio ecológico.
Otra forma es reforestar zonas donde puedan plantarse árboles, para ello es necesario acercarte a tu alcaldía y solicitar asesoría, además de consultar las especies endémicas de la Ciudad de México en la guía que ofrece la CONABIO “Árboles comunes de la Ciudad de México”, así como conocer la paleta vegetal para suelos urbano, de conservación y jardines polinizadores que proponemos en el Reto Verde.
Una acción más pequeña, pero no por eso menos significativa, cuida y preserva las zonas verdes de tu alrededor, invita a tus vecinos a adoptar árboles de su colonia. Juntos, árboles y humanos, salvaguardemos la Tierra.
Fuentes:
CONABIO. (2012) “Vecinos verdes en tu ciudad”, Comisión Nacional para el Conocimiento
y Uso de la Biodiversidad, Ciudad de México.
(2019) “Siete grandes beneficios de los árboles urbanos”, ONU-Hábitat, en línea:
onuhabitat.org.mx/index.php/siete-grandes-beneficios-de-los-arboles-urbanos