¡Miauuu! Es un saber popular que los gatos eligen a sus dueños, así que es complicado conocer quién adopta a quién. Lo que es un hecho, es que son nuestra responsabilidad y cuando eres cuidador de un gato formas parte de los recursos de su territorio. Les brindas cariño, una camita, atención médica y los alimentas con croquetas, hígado o el famosísimo “sobre”. Ellos, por su parte, si tienen oportunidad, aún sin hambre y solamente por instinto, buscarán cazar entre bardas y azoteas; incluso es probable que, de vez en cuando, compartan su botín y te “regalen” alguna lagartija, ave, grillo o cucaracha. Son depredadores y el espacio urbano es su territorio de caza.  

 

En la actualidad existen alrededor de 50 razas domésticas distribuidas por todo el mundo, todas diferentes en cuanto a tamaño, pelaje, color e incluso carácter. Los estudios genéticos sitúan a las primeras domesticaciones gatunas en el desierto africano, hace más de 10 mil años; en nuestro continente solo tienen 500 años, pues llegaron junto con las naves de los colonizadores europeos, quienes los ocupaban para cazar ratas en sus barcos.  

 

La fascinación por estos pequeños felinos no es generalizada, en nuestro país, por ejemplo, 8 de cada diez familias eligen a los perros y solo dos a los gatos como animal de compañía; lo que serían más de 2 millones de perros y alrededor de 600 mil gatos. En países como Francia y Rusia prefieren al gato en seis de cada diez hogares. Mientras que en la cultura egipcia el gato es muy venerado y forma parte de la historia antigua y las deidades; recientemente en países como Nueva Zelanda intentan prohibirlos, pues son una grave amenaza a la biodiversidad de sus islas, ya que sus hábitos de caza ocasionan que los animales locales no se reproduzcan y desaparezcan especies enteras.

 

Los gatos domésticos, en general, dependiendo de la disponibilidad de recursos, refugio y alimento, viven entre 15 y 17 años. Los machos son fértiles todo el año, mientras que las hembras tienen celo o temporada reproductiva cada tres meses. En estado libre o bajo condiciones de abandono, estos ciclos se convierten en dos embarazos y 6 cachorros por año, aunque llegan a nacer más, es alta la mortalidad durante los primeros meses. Se estima que pueden tener alrededor  de 100 gatos a lo largo de toda su vida. La mitad de todos estos gatitos serán hembras y tendrán la misma capacidad y potencial reproductivo a menos que sean esterilizadas. ¿Te imaginas cuántos gatos callejeros podrían acumularse al año si abandonamos o no esterilizamos a los nuestros?

 

A pesar de que estos mininos cuenten con alimento suficiente y refugio, en estado de libertad actúan como un animal predatorio con conductas de cacería que afectan gravemente a los ecosistemas tanto urbanos como silvestres en áreas verdes, bosques y barrancas. Las especies comúnmente cazadas son aves pequeñas indefensas como colibríes, canarios y gorriones; algunos invertebrados como las mariposas y las palomitas; también reptiles como las lagartijas, y algunos pequeños mamíferos como ratones, ratas e incluso crías de ardillas, además de especies endémicas o en peligro de extinción, como por ejemplo a los cacomixtles, tlacuaches y gorrión serrano, entre otras.

 

Si bien algunos de estos animales pueden ser plaga como las ratas y las cucarachas, el resto son benéficos. Las lagartijas, por ejemplo, comen moscas, mosquitos y hormigas; mientras que las mariposas y palomitas participan en el ciclo de polinización de flores y alimentos. Suelen ser animales indefensos ante los gatos. 

 

Por todo lo anterior y como Tutor Responsable, es importante mantener alimentados a nuestros mininos, jugar con ellos para que ocupen su energía pero, sobre todo, sin acceso a zonas abiertas o que puedan fugarse. Otro tipo de control es la esterilización, sea un animal doméstico o un gatito callejero, al esterilizarlos se vuelven menos agresivos, hogareños y evitamos el nacimiento de nuevos gatitos. También podemos ayudar con ponerle el cascabel al gato, ya que las presas al escuchar el tintineo se percatan de la presencia y tienen la posibilidad de huir para ponerse a salvo. 

 

La Agencia de Atención Animal es una institución de la Ciudad de México que coordina las acciones públicas y regula a las asociaciones en torno a la protección y bienestar de los animales. Por lo que consultar sus publicaciones en las redes sociales orienta para ser un Tutor Responsable de un animal de compañía. 

 

Todos los animales tienen derecho a la vida y contribuyen al ciclo natural, sin embargo, los gatos, al ser animales domésticos, son nuestra responsabilidad y debemos atenderlos, ver por su bienestar, pero también cuidar que no dañen al resto de los animales que viven en la ciudad. 



Ya es agosto y en la Ciudad de México llevamos 5 meses lidiando con la pandemia por SARS-COV 2. Y entre todos los cambios que ha traído esta situación a nuestra vida, el uso de cubrebocas en los espacios públicos parece ser un hábito que llegó para quedarse, al menos, hasta que los expertos en salud mundial, nacional y local, indiquen lo contrario.

Al inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo recomendaba el uso de este tipo de artículos de prevención para el personal médico, enfermeras(os), trabajadores de la salud, trabajadores de limpia y personas que tuvieran síntomas como fiebre, fatiga, pérdida del apetito, olfato y gusto, así como quienes tuvieran dificultad respiratoria, diarrea, dolor de cabeza, congestión nasal o tos1.

Aún así, desde el inicio del confinamiento en nuestra ciudad, muchas personas optaron por el uso de cubrebocas y guantes desechables, a tal grado que hubo desabasto de estos artículos luego de pasadas las dos primeras semanas de encierro. Pero esto no fue lo peor, el uso excesivo de este artículo ha incrementado hasta dos veces la cantidad de residuos sanitarios que se generan y deben manejarse diariamente en la ciudad. Tan solo en abril, se recolectaron 30 toneladas de este tipo de residuos y en mayo más de 20 toneladas al día.

¿Por qué esta situación debe preocuparnos? Por dos razones principalmente: una es que su mala disposición puede ocasionar contagios y también genera contaminación. La otra razón es que, para fabricarlos se usan recursos naturales que tardan años en regenerarse, y  en unas cuantas horas, o hasta en minutos, se convierten en basura. ¿No te parece absurdo e injusto? 

Pero el dilema ya no es “usar o no usar cubrebocas”. A finales del mes de abril el uso de cubrebocas en los espacios públicos de nuestra ciudad se volvió obligatorio. La Jefa de Gobierno de nuestra ciudad, Claudia Sheinbaum, decidió implementar esta medida de prevención por recomendación de la OMS, ya que diversos estudios y evidencias expusieron la posibilidad de contagio de personas sin síntomas o que aún no los presentaban, hacia personas sanas.

Así que, en esta nueva normalidad en la que el uso de cubrebocas es necesario, sólo decide hacerlo de forma responsable. Usar un cubrebocas lavable y reutilizable es una forma de cuidar nuestra salud y de respetar la naturaleza. Por eso:

  • usa cubrebocas lavables para que puedas reutilizarlo muchas veces y así evitar la contaminación que estos residuos pudieran ocasionar; 
  • recuerda que tú misma(o) puedes confeccionar tus cubrebocas reutilizables;
  • úsalos siempre del mismo lado y lávalos diariamente;
  • también puedes tener varios para intercambiar durante la semana.   

Encuentra aquí tips para usar cubrebocas correctamente, desinfectarlos y para confeccionar el tuyo.

Recuerda que el uso del cubrebocas solo es efectivo cuando se acompaña de otras medidas preventivas como el lavado de manos y la sana distancia. Únete a la nueva moda ambiental y en esta nueva normalidad usa cubrebocas de tela, para que la salud del medio ambiente no quede en segundo plano.




1 Organización Mundial de la Salud. Consejos para la enfermedad del coronavirus (COVID-19)
para el público: cuándo y cómo usar las máscaras.
www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks?
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Martes, 28 Julio 2020 16:55

¡Por más mujeres polinizadoras!

¿Alguna vez imaginaste hacer amigas y que compartieran contigo el gusto por el cuidado del medio ambiente? ¿Pensaste en un espacio donde pudieras aprender sobre las especies encargadas de la polinización en el planeta o imaginaste que podrías ayudarlas a desempeñar su tarea? Te decimos que, desde la comodidad y seguridad de tu hogar, todo esto es posible.

En 2019 se llevo a cabo el proyecto “Jardines para la Vida: Mujeres Polinizadoras” donde participaron alrededor de 400 mujeres con la finalidad de conocer un poco más sobre el mundo de los polinizadores, de las plantas que ayudan a estos seres increíbles, de los cuidados que requieren y la importancia de su papel en el medio ambiente.

Asistieron durante tres semanas consecutivas a 25 de los PILARES1 que alberga la Ciudad de México. Ahí, tuvieron mediante un curso teórico-práctico la oportunidad de crear lazos entre mujeres y trabajar en equipo con el fin de aportar cambios plenos en significado para el medio ambiente que favorezcan las labores de las especies polinizadoras: abejas, escarabajos, mariposas, murciélagos y colibríes, entre otras.

Pero, ¿qué tienen en común las especies anteriores con las mujeres? Los polinizadores se caracterizan por recrear y propiciar espacios de vida, ayudan a las plantas a reproducirse; de igual manera, las mujeres crean vida, dentro y fuera de ellas, procuran el bienestar de sus seres queridos.  

Ahora, imagina las emociones que pueden experimentarse dentro de un proyecto que prioriza el cultivo de lo vivo, pues bien, los salones de los PILARES vibraban de alegría, sorpresa y preocupación por las crisis que atraviesan nuestras especies polinizadoras. ¿Nuestras? Efectivamente, nuestras; y no en un sentido de pertenencia, sino porque somos responsables de preservar y cuidar a las especies que habitan en el planeta, de procurarles, así como ellos con nosotros, un espacio donde puedan recrearse y florecer.

¿Qué sucedió cuando concluyó el curso? Las mujeres polinizadoras compartieron sus conocimientos con más personas en los tres encuentros que se realizaron en el parque de los Venados, la Alameda del Sur y el Bosque de San Juan de Aragón. Ahí, estaban“polinizando”(comunicando) a más personas con los conocimientos que habían adquirido dentro del curso, regalaban una pequeña lantana o toronjil a la ciudadanía, llevaban vida a otros hogares para que su semilla germinara y nuevos jardines renacieran.

Este año se llevará a cabo la segunda edición del programa; sin embargo, debido a la pandemia derivada del virus Sars-Cov-2 y la cuarentena que debemos acatar, el proyecto quizá no podrá realizarse, al menos de inicio, de manera presencial. Estemos todos y todas atentos.

Nada nos detiene. El show de la jardinería ambiental polinizadora debe continuar. En tanto se abre un nuevo curso SEDEMA-PILARES creamos una comunidad, un espacio donde Mujeres Polinizadoras, educadores ambientales, talleristas de huerto y personas interesadas, puedan intercambiar visiones, pensamientos, tareas y proyectos que favorezcan el crecimiento e incremento de las áreas verdes en nuestra ciudad, así que si te interesan las especies animales y vegetales de polinizadores, la importancia de la participación social en estos programas, el empoderamiento de la mujer y una ciudad más verde, visita la página de Facebook Mujeres Polinizadoras donde compartiremos información valiosa al respecto e intégrate a nuestro grupo y ayúdanos a crear más “Jardines para la Vida”.


DESCARGA:  GUÍA PARA LA CREACIÓN DE JARDINES POLINIZADORES



1 Punto de Innovación, Libertad, Artes, Educación y Saberes.

¿Alguna vez llegó la humareda de una fogata directo a tu cara? Además de la ola de calor sobre tu piel, tus ojos se irritan casi de inmediato, comienzan a lagrimear hasta que se cierran por un reflejo involuntario. Tu sistema respiratorio se afecta comenzando por ardor en la nariz y tráquea, después de un par de minutos viene el mareo acompañado de fatiga; el humo y gases de la combustión de madera y resinas son tóxicos por lo que no deberían ser inhalados. Sin despreciar lo agradable que puede ser compartir el fuego con amigos bajo una noche estrellada, quizá has experimentado esto con una fogata, ahora, imagina lo que viven los bomberos forestales al estar en medio de un incendio en un bosque.

 

Ellos pasan horas cargando equipo pesado para protegerse, rodeados/as de humo, abrumante calor y caminan entre piedras calientes, suelo inestable  o terrenos irregulares; usan su energía al enterrar la pala que llevan como herramienta para aventar tierra suelta al incendio y sofocarlo. 

 

En un espacio forestal con el tamaño de una cancha de fútbol, el fuego puede arrasar con todo en solo 6 minutos; un incendio forestal se propaga a una velocidad de 15 metros por minuto, la misma velocidad a la que te mueves cuando sales a caminar al parque. Conforme el fuego avanza, la temperatura alcanza hasta los 600 grados centígrados y consume la materia animal o vegetal que  encuentre en el camino que le traza el viento.

 

Mientras que un incendio puede acabar con un bosque en un dos por tres, éste tardará en reponerse más de 10 años, pero en algunos casos nunca lo hace. Los árboles de encinos, por ejemplo, demoran más de 50 años en crecer y dar bellotas; para los pinos, en cambio, el tiempo es más corto y, sin embargo, al menos son 20 años para alcanzar la madurez, aunque seguirán creciendo y pueden vivir fácilmente 400 o 500 años. Pero el factor que determina si un bosque podrá recuperarse o no, tiene que ver con la pérdida de vida que albergan sus ramas y raíces, como los insectos, aves, otras especies, incluso roedores.  

 

La formación de un combatiente contra incendios lleva meses de preparación y supervisión;  además de condición física, herramienta, equipo y técnica adecuada, se requiere estudiar sobre las propiedades físicas y químicas de la madera, entre otros componentes del bosque; sobre todo deben conocer sobre la dinámica misma del fuego. 

 

Poder detectar a tiempo un conato de incendio, comunicarlo a los bomberos forestales y movilizar a un ejército de ellos hasta el territorio afectado -cada uno con equipo de protección, herramientas y además carros bomba y ambulancias-, exige una logística casi perfecta para impedir el avance del fuego.

 

Las mujeres y hombres que combaten el fuego ponen en riesgo su vida cada vez que salen a un incendio. En lo que va del año (junio) en la Ciudad de México han vencido a 529 incendios, pero también el fuego ha arrasado con más de 5,300 hectáreas de pastizal y bosque, algo así como 13,000 canchas de fútbol soccer. Los accidentes o muertes entre bomberos son lamentablemente frecuentes. 

 

El 99% de los incendios forestales son prevenibles ya que son ocasionados por el mal manejo del fuego. Apagar correctamente los cigarros, vigilar las fogatas y dejar de hacer videos jugando con fuego para redes sociales debería ser de  sentido común, una prioridad para todas y todos. Te invitamos a ponerte en las botas de un bombero forestal y cultivar la empatía, orgullo y agradecimiento, que seguramente  sentirás por su enorme labor; cuida y defiende los bosques, contribuye reforestando, infórmate acerca de las próximas jornadas de reforestación en nuestra ciudad, únete al #RetoVerde, y, sobre todo, cuida los bosques evitando incendios.



¿Alguna vez te imaginaste que la Zona Metropolitana rebasaría el número poblacional de Nueva York? Pues sí, se encuentra en el quinto lugar mundial de ciudades más pobladas, con 21 millones 581, 000 de habitantes. La primera es Tokio con 37 millones, le sigue Nueva Delhi con 29 millones, en tercer lugar se encuentra Shanghai con 26 millones y luego está Sao Paulo con 21.6 millones, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas (ONU).

La ONU también prevé que para el año 2035 tendremos en nuestra ciudad un total estimado de, ¡24 millones 490 mil habitantes! La cifra es muy grande y por eso debemos pensar en todo lo que esto implica para el medio ambiente. 

Debido a la sobrepoblación y a la distribución desigual de superficies disponibles que hay en la ciudad, el Suelo de Conservación es invadido por asentamientos irregulares donde viven cerca de 800 mil personas y algunos llegan a rozar las Áreas Naturales Protegidas (ANP), como el Cerro de la Estrella en Iztapalapa o la zona chinampera en Xochimilco, por mencionar algunas1.

Ahora, ¿te has puesto a pensar en los desechos que producimos y en el consumo que tenemos cada uno de nosotros? Tan sólo somos la segunda megaurbe, seguida de Nueva York, que más residuos genera, ¡producimos una media de 13, 073 toneladas al día!2, dentro de los cuales  cada persona produce un promedio mínimo de 3.2 kilos3 de desechos electrónicos, mismos que, por la falta de una cultura del reciclaje, terminan contaminando ríos, lagos, plantas e incluso el aire.

Por otro lado, consumimos 320 litros de agua al día por persona, cuando deberíamos gastar como máximo 80 litros. ¿Y en qué los gastamos? La mayoría se va en el aseo personal (64.1%) y sólo destinamos el 0.2% para beber, el resto se divide entre lavar ropa y trastes, en nuestros alimentos y en el aseo doméstico4.

Pero eso no es todo, falta sumar los litros que gastamos de forma indirecta, ¿cómo? en los alimentos que consumimos en nuestro día a día. La huella hídrica de la comida se lleva el 70% del agua que se gasta a nivel mundial5, pues para la producción de un kilo de ternera se utilizan 15,000 litros de este vital líquido; para ½ kg de arroz se gastan 1,700 lt y 450 para ½ kg de maíz; 70 lt para una manzana y 250 lt para una ración de aceitunas; así como una bolsa de papas fritas se lleva 185 lt en su producción. Y ahora, en tiempos de Covid-19, el consumo de agua se ha incrementado en los hogares hasta en un 40%.

En cuanto a energía eléctrica, anualmente se consumen en la Ciudad de México 160,000 Gigawatts por hora, ¿cómo? El 60% recae en el transporte (público o privado), el 24% desemboca en la industria, el 13% es de uso doméstico y el 3% se distribuye en distintos servicios. Este tipo de consumo contamina nuestro medio ambiente con distintos componentes químicos y gases tóxicos, entre ellos destacan: dióxido de azufre, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, hidrocarburos y dióxido de carbono, sin dejar de mencionar que algunos de estos también propician el calentamiento global.6

Pero, ¿qué podemos hacer para mejorar esta situación o generar cambios en pro del medio ambiente? Empecemos por actos pequeños, pero no por eso menos significativos: en caso de ver goteras, repara los grifos o cierra bien las llaves; compra focos ahorradores; cierra las llaves de paso mientras no ocupes el agua; recolecta el agua de la regadera que no utilices y úsala para la limpieza del hogar; desconecta los enchufes que no uses; disminuye el tiempo de baño gradualmente hasta llegar a los 5 minutos que recomienda la OMS; opta por caminar si no son distancias largas o usa el transporte público si sólo viajarías tú en el coche. 

También es clave que revisemos nuestros hábitos de consumo,  no compres excesivamente, sólo lo necesario, prefiere los productos amigables con el ambiente; no consumas plásticos, en dado caso, es mejor el vidrio; utiliza bolsas reutilizables; clasifica los residuos en 4 (orgánicos, inorgánicos reciclables e inorgánicos no reciclables, así como de manejo especial y voluminoso). Incluso puedes implementar huertos urbanos en tu azotea o en tu patio, así tú vigilas la producción de tus alimentos y regulas el uso de agua, además de evitar pesticidas y transgénicos.

En cuanto a tus residuos, el Mercado de Trueque es un programa que ha sido implementado para su acopio y desecho correcto, puede ser una alternativa viable una vez que se reanuden los eventos colectivos  tras la pandemia, así ayudas al medio ambiente y obtienes “puntos verdes” que puedes cambiar por productos agrícolas de productores de la ciudad. Y si nos referimos a los residuos eléctricos y electrónicos, el Reciclatrón es la opción (debes estar atento a la reanudación de actividades).

Busquemos soluciones sustentables y curemos al medio ambiente. No dejemos que los números sigan creciendo.




1 Según datos de la Procuraduría Ambiental y del
Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México  (PAOT).
2 Datos del Inventario de Residuos por Secretaría del Medio Ambiente:
sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/residuos-solidos
3 Con información del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC)
de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) presentada en
data.sedema.cdmx.gob.mx/reciclatron/#.XuJR0dRKh0x
4 Con información de la Organización Mundial del Agua y del Sistema de Aguas de la Ciudad de México.
5  Datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
6 De acuerdo con datos infográficos de
www.aire.cdmx.gob.mx/descargas/publicaciones/simat-infograma-consumo-energetico.pdf




 

Martes, 07 Julio 2020 14:50

Libérate de las bolsas plásticas

Si dependes no eres libre. Tú, ¿qué tanto dependes de las bolsas de plástico? Piensa qué tan fácil o difícil ha sido para ti cumplir con la prohibición al uso de bolsas de plástico desechables (de un solo uso) que entró en vigor el 1 de enero en la Ciudad de México. Si no has tenido ninguna dificultad para adaptarte a vivir sin ellas, ¡felicidades, te has liberado! 

Si dependes no eres libre. Tú, ¿qué tanto dependes de las bolsas de plástico? Piensa qué tan fácil o difícil ha sido para ti cumplir con la prohibición al uso de bolsas de plástico desechables (de un solo uso) que entró en vigor el 1 de enero en la Ciudad de México. Si no has tenido ninguna dificultad para adaptarte a vivir sin ellas, ¡felicidades, te has liberado! 

Estas bolsas, de dudosa procedencia, han atendido la necesidad de las y los chilangos que no han encontrado otras alternativas para guardar y transportar los artículos que compran. Sin embargo, aunque parezcan opción, siempre será mejor optar por bolsas reutilizables, resistentes y lavables, como las de tela, yute, malla o rafia. Recuerda que el verdadero problema no son las bolsas, sino el modo en que se usan y luego se desechan.

En un día en todo el mundo se producen 500 billones de bolsas de plástico y cada minuto se utilizan 1 millón de ellas, de las cuales menos del 5% son recuperadas para reciclarse y el resto termina en rellenos sanitarios o en alguna de las islas de plástico que se encuentran en los océanos de nuestro planeta, donde liberan gases de efecto invernadero y otros compuestos contaminantes1. Pero aún más preocupante es saber que los plásticos mal desechados pueden terminar en nuestro propio cuerpo. 

Sí, leíste bien, fragmentos de bolsas plásticas y de otros artículos plásticos de un solo uso terminan dentro de nosotros, porque cuando se degradan en un sitio como el mar, en un bosque u otro sitio natural, se fragmentan y pueden ser consumidos o absorbidos por el sistema de animales y plantas de los que nos alimentamos2

 La suma de todos los plásticos presentes en nuestros alimentos es equivalente a ¡una tarjeta de crédito a la semana!3 ¿Y sabes qué es lo peor?, los científicos aún no han logrado determinar cuáles serán los impactos a la salud humana por consumir plástico, pero seguro alimentarnos de un material procedente del petróleo no debe ser muy saludable.

En México, sólo 1 de cada 100 bolsas de plástico desechadas se reciclan. Del resto, algunas se usan para depositar y entregar nuestros residuos, pero terminan acumulándose en los rellenos sanitarios, en espera de que pasen 150 años o más para desintegrarse. Otras llegan a las alcantarillas y de ahí se transportan a ríos, mares y lagos, donde contaminan estos cuerpos de agua y son confundidas con alimento por la fauna silvestre que vive en estos sitios. 

La prohibición en la ciudad no incluye dejar de usar bolsas en casos de salubridad o para mantener la inocuidad. Por ello, durante la pandemia por SARS-COV-2, se ha permitido el uso de estas bolsas para el manejo de los residuos sanitarios como pañuelos desechables, cubrebocas, colillas de cigarro, guantes, entre otros. Sin embargo, en este caso la bolsa no es suficiente para evitar el contagio.

Diversos estudios científicos han constatado que el coronavirus puede permanecer activo en superficies de plásticos - y de otros materiales - hasta por 3 días4. Por ello, es importante para proteger al personal de limpia, cerrar la bolsa con residuos y rociarla por fuera con agua clorada (10 ml de cloro por litro de agua) antes de entregarla a los trabajadores de limpia.

Como puedes darte cuenta, aunque las bolsas plásticas aparentemente te resuelven una necesidad cómodamente, en realidad ponen en riesgo tu salud y la del medio ambiente. Por fortuna, desde hoy puedes cambiar esa situación.

Respeta la ley de prohibición. Cada que vayas de compras lleva tu propia bolsa o contenedor reutilizable. Si te ofrecen una bolsa “compostable” recuerda que aún no están certificadas, ¡no las aceptes! Detente a pensar si realmente necesitas las bolsas de plástico en tu vida. Pregunta a tus abuelos(as), padres y madres, cómo hacían su vida sin bolsas de plástico. Echa a andar tu creatividad y encuentra alternativas reutilizables para dejar de depender de ellas. ¡Vamos!, ¡libérate de las bolsas plásticas!

Preguntas frecuentes:

¿QUÉ PASA CON LAS BOLSAS? 


1 Production of methane and ethylene from plastic in the environment.
Revista PLOS ONE doi.org/10.1371/journal.pone.0200574
2 National Geographic. El plástico es una amenaza para la salud de los humanos.
www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/es-plastico-amenaza-para-nuestra-salud_12739/2
3 Un análisis sobre la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza.
www.wwf.es/informate/actualidad/?50940/Consumimos-el-equivalente-a-una-tarjeta-de-credito-cada-semana#
:~:text=Un%20reciente%20estudio%20se%C3%B1ala%20que,de%20una%20tarjeta%20de%20cr%C3%A9dito.

4 National Geographic. Este es el tiempo que permanece el coronavirus en diversas superficies.
www.nationalgeographic.com.es/ciencia/este-es-tiempo-que-dura-coronavirus-diversas-superficies_15337




 

Lunes, 06 Julio 2020 15:35

Los gigantes discretos


Si alguna vez has podido salir del ajetreo de la ciudad -su ritmo acelerado, los días calurosos por su concreto, el tráfico ocasionado por las intensas lluvias, los gases emitidos por los camiones y el constante ruido provocado por fuentes de sonido (claxones, el metro, motocicletas, el “ropavejero” o el silbido de los camotes)- para disfrutar de un día de campo en el bosque, entonces reconoces la importancia que tienen estos lugares para nuestra salud y buen humor, pero más allá de un “escape” de tu ciudad, ¿te has puesto a pensar en cómo el bosque vive contigo día a día? 

Cuando hablamos de una ciudad nos vienen a la cabeza los grandes centros urbanos para vivienda, plazas comerciales, oficinas financieras, canchas deportivas, espacios recreativos, recintos culturales, etc.; sin embargo, la Ciudad de México es muchísimo más que esto, ¿sabías que su extensión aproximada es de 149,830 hectáreas (ha)? Éstas se  dividen en dos áreas básicas (que consideran el uso de suelo y las actividades que la población ha desarrollado al vivir en cada una): el Área de Desarrollo Urbano (ADU), correspondiente al 41% del territorio, y el Área de Conservación Ecológica, hoy denominada Suelo de Conservación (SC) que ocupa un 59% de su territorio (aprox. 88, 399 ha)1.

Por si fuera poco, el principal territorio del SC de la Ciudad de México corresponde a los bosques (42%) de los cuales hay distintos tipos distribuidos en 37,400 ha, aproximadamente; el bosque de oyamel ocupa la mayor superficie, seguido del bosque de pino, el de encino, el matorral xerófilo y la vegetación de cañadas. El bosque y lo que llamamos “ciudad” no son dos cosas separadas sino parte de un todo, de una misma Ciudad de México y, aunque parezca increíble hay un poco más de SC que ADU.

Por ello, además de ser la ciudad de los Palacios, la Ciudad de México, es la ciudad de los Bosques, un título que debemos valorar y honrar, no sólo por la belleza escénica que nos brindan o los días de campo que nos otorgan, sino por todos los servicios ecosistémicos que llevan a cabo sin que nosotros nos demos cuenta.

Los bosques son importantes reguladores de la calidad del aire porque captan y retienen  carbono y partículas suspendidas que pueden ser contaminantes. Al mismo tiempo amortiguan y disminuyen  el impacto de fenómenos meteorológicos extremos ocasionados por el cambio climático. Si de por sí algunas veces nos caen tormentas en el ADU, ¡imagínate lo que pasaría sin la protección de estos gigantes! ¡Ellos aseguran nuestra propia sobrevivencia!

También son fundamentales en el ciclo del agua, ya que influyen en la cantidad de líquido disponible en la ciudad y contribuyen a la reducción de riesgos como desprendimientos de tierra, inundaciones y sequías. Si esto te parece poco, debes saber que debajo de los bosques existen capas de roca fracturadas por donde se filtra el agua de lluvia que enriquece los acuíferos, enormes almacenes subterráneos de los cuales se extrae agua para la agricultura, la industria, y para las y los chilangos y otras personas que viven a cientos de kilómetros del sitio de infiltración2.

Ahora,  piensa en los bosques como un enorme compañero vivo que, además de ser un gran reservorio de biodiversidad, puede influir en  nuestro temperamento, nuestras costumbres y hasta en, nuestras emociones.

Disfrutar un momento silencioso aprovechando el poder de estos gigantes discretos para aislarnos del ruido,  es otro de los beneficios que nos brindan y que sin duda aligera nuestros pensamientos y estimula nuestra creatividad.

Desafortunadamente el crecimiento de la mancha urbana, el cambio de uso de suelo, la extracción de recursos, la contaminación de aire, agua y suelo,  las plagas y enfermedades forestales, así como una regulación insuficiente, han provocado una disminución considerable en la extensión del área verde original del SC.

Piensa que bosques y personas estamos fuertemente conectados. Nos conecta el aire, el suelo, el agua, la vegetación. Somos parte de lo mismo. Dañar los bosques es dañar el resto. Es atentar contra el presente y futuro de nuestra ciudad y de todos los que la habitamos. 

Agradece todo lo que recibes de los bosques cuidando de ellos: realiza trabajo voluntario de  reforestación; si ves un incendio, repórtalo; respeta a las plantas y los animales; participa en la donación y adopción de plantas en el área de Reforestación Urbana de la Sedema3, investiga cuáles son las plantas y árboles nativos y procura optar por ellos cuando tengas oportunidad de sembrar alguno, finalmente, ayuda a proteger el camellón frente a tu casa. Tu compromiso con la naturaleza y la calidad de vida comienzan en tu propia  banqueta.




1  El suelo de conservación del Distrito Federal  www.paot.org.mx/centro/programas/suelo-corena.pdf
2  FAO.- Los bosques y el agua.
www.fao.org/sustainable-forest-management/toolbox/modules/forest-and-water/in-more-depth/es/
3  Reto Verde. sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/reforestacion

Martes, 23 Junio 2020 15:16

Los caballeros de la Tierra

Testigos silentes de eras y acontecimientos históricos que en sus anillos tienen grabados los años que han recorrido en la Tierra, seres de texturas diversas y cuerpos firmes, así son los árboles, responsables de generar oxígeno en el planeta.

¿Cuántas veces no hemos recurrido a la analogía de la sabiduría de los árboles? ¿O a su carácter fuerte y combatiente? ¿Acaso te has preguntado por qué tienen estos papeles en la literatura o en el cine? En esta nota te daremos a conocer los beneficios que aportan los árboles al medio ambiente y, por ende, en nuestra cotidianidad, así podrás descubrir la inspiración que genera su sola presencia.

Históricamente han sido un símbolo de vida, de reproducción, de concepción; han formado parte de numerosos relatos fantásticos o verídicos, han sido testigos de amores, muertes, incluso de llantos. El árbol es un símbolo de fortaleza y es visto como un guardián de la Tierra para distintas culturas: maya, celta, turca, nórdica, entre otras.

¿Has escuchado algo sobre “el árbol de la vida”? Pues en la literatura mesoamericana es el centro de donde nace la Tierra. En la mitología nórdica el árbol era la unión de los 9 mundos que conforman su cultura; en el taoísmo es un símbolo de vida eterna.

Lo cierto es que todos los relatos tienen verdades biológicas escondidas, el árbol sí es una fuente de vida: desempeñan un importante papel en el aumento de la biodiversidad urbana, quiere decir que proporcionan un hábitat para plantas y animales, así como alimentos y protección para los mismos. 

Por año, ¡un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes! Por eso ayudan a combatir el cambio climático; sus hojas y corteza funcionan como filtros para las partículas finas de polvo, suciedad, humo, gases (dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y ozono).

Además, son reguladores de temperatura, ¿cómo? Con la humedad que retiene en sus tallos y hojas, los árboles pueden enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados del sitio donde se encuentren ubicados; si está cerca de edificios evita el uso de aire acondicionado en un 30%.

Son reguladores del flujo de agua y previenen inundaciones, ya que pueden captar hasta más de 15 000 litros de agua por año; la sombra que proporcionan disminuye la evaporación del agua y permite que los céspedes sedientos puedan consumirla. Un dato interesante es que la gran mayoría de los árboles, cuando están recién plantados, sólo consumen un aproximado de 15 galones del preciado líquido por semana. Y en la medida que nuestros guardianes ramificados transpiran, aumenta la humedad atmosférica.

Su sombra también beneficia en gran medida a nuestra piel, pues reducen en un 50%, aproximadamente, la exposición a los rayos UV-B, y, por si fuera poco, estos guardianes incentivan una mejor salud mental y física porque disminuyen la presión arterial y el estrés, esto fomenta una calidad mayor en el bienestar de las comunidades urbanas. 

En ocasiones puede resultarnos tedioso barrer las hojas que van desprendiéndose de su tronco, pero lo que no sabes es que tienen un aporte importante en los suelos: brindan minerales y nutrientes a la tierra, es decir, mueren para brindar más vida. Sin olvidar que colorean y perfuman nuestro entorno en cada época del año: verdes intensas y claras, amarillas, rojas, naranjas, cafés y luego desaparecen. Muchas personas encuentran placentero pisar hojas secas o recostarse en ellas.

Ahora que conoces un poco más sobre su papel en la Tierra, puedes convertirte en su guardián y ayudarlos a cuidar de nuestro hogar, ¿cómo? Si algún día ves que están talando un árbol puedes denunciarlo ante la PROFEPA, pues para la tala o derribo de árboles se requiere de permisos, ya que  esta actividad puede afectar al medio ambiente o corromper el equilibrio ecológico.

Otra forma es reforestar zonas donde puedan plantarse árboles, para ello es necesario acercarte a tu alcaldía y solicitar asesoría, además de consultar las especies endémicas de la Ciudad de México en la guía que ofrece la CONABIO “Árboles comunes de la Ciudad de México”, así como conocer la paleta vegetal para suelos urbano, de conservación y jardines polinizadores que proponemos en el Reto Verde.

Una acción más pequeña, pero no por eso menos significativa, cuida y preserva las zonas verdes de tu alrededor, invita a tus vecinos a adoptar árboles de su colonia. Juntos, árboles y humanos, salvaguardemos la Tierra.



Fuentes:

CONABIO. (2012) “Vecinos verdes en tu ciudad”, Comisión Nacional para el Conocimiento
y Uso de la Biodiversidad, Ciudad de México.

(2019) “Siete grandes beneficios de los árboles urbanos”, ONU-Hábitat, en línea:
onuhabitat.org.mx/index.php/siete-grandes-beneficios-de-los-arboles-urbanos



 

Martes, 16 Junio 2020 15:20

Aprovechamiento del sol

Extra!, extra!, México es el país más rico de América y sus habitantes nos bañamos en la gran riqueza energética, sustentable e inagotable que son los rayos solares. Todos los días el sol ilumina nuestras mañanas, incluso las más nubladas. De día y de noche nuestro planeta recibe energía a través de la radiación solar, ¿te imaginas cuánta podría ser? Se estima que, tan solo en un año, el sol envía 20 veces más energía que la que brindan las reservas mundiales de petróleo; de tal manera que, sucede que a nivel mundial, México ocupa el tercer lugar en radiación solar, sólo falta aprovecharla correctamente.

El 21 de junio de cada año se celebra el día internacional del sol, es una fecha que coincide con el solsticio de verano, el día más largo del año en el hemisferio norte y el más corto en el hemisferio sur; además es la entrada a la siguiente estación, verano o invierno según el lugar del planeta donde vivas.

En  nuestro país y en el mundo, el sol siempre ha sido objeto de culto y reconocimiento.  Los antiguos romanos, por ejemplo, consideraban el domingo como “el día del sol”, mientras que para los Mexicas, el sol era un elemento central de su visión del mundo y su vida se desarrollaba entorno al “calendario solar”.

Festejar al sol es celebrar  la vida y su importancia en la cotidianidad, es decir, en los aspectos más elementales de la existencia: la temperatura del ambiente, el clima, el crecimiento de las plantas, la generación de alimentos, los ciclos biológicos e incluso los vientos y las mareas, todo ello esson influenciado por el astro rey. Sin radiación solar sencillamente no podría haber vida en el planeta, ¿te imaginas cómo sería la Tierra sin sol?

Nuestra historia siempre ha estado vinculada a esta estrella cercana y hemos aprovechado su radiación como fuente de energía desde comienzos del siglo XX, cuando se generaron las primeras celdas solares. Pero sería hasta inicios del XXI que comenzó a verse como una alternativa necesaria para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que propician el cambio climático y demás impactos negativos, lo cual conlleva el uso de combustibles como el carbón, gas y otros derivados del petróleo. 

Por su abundancia, la radiación solar encabeza el listado de energías limpias, entre las que se consideran también la fuerza del viento, las mareas oceánicas y los yacimientos geotérmicos, entre otros. Todas estas fuentes de energía se pueden aprovechar para generar electricidad sin emitir GEI, como el dióxido de carbono (CO2), el principal agente  del calentamiento atmosférico. 

Nuestro país es bañado por el sol durante todo el año, por ello en todo el territorio nacional se puede aprovechar esta energía limpia. Los estados de Sonora, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur son los que más reciben radiación. 

En nuestra ciudad se impulsan tanto proyectos públicos como privados para instalar fotoceldas y generar electricidad a partir de los rayos del sol; ésta energía puede ser almacenada en baterías para disponer de ella en el momento que se decida. También existen, y cada vez son más frecuentes, los esquemas que permiten entregar la energía que no ocupas por cableado eléctrico a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que sea ésta quien la distribuya, de igual manera, durante la noche, cuando no puedes generar electricidad, la CFE es la encargada de suministrar la energía. Así, al final del bimestre, se contabiliza la energía generada en casa y se resta nuestro consumo; con los saldos positivos se pagan los sistemas de captación fotovoltaico que instalamos en nuestros hogares y empresas. De esta manera aprovechamos a nuestro querido sol como una fuente de energía inagotable y sin contaminar. ¿A tí cómo te gustaría aprovechar la energía del sol?

 

¿Te habías imaginado que tus hábitos alimenticios tienen un impacto en el ambiente? Prácticamente, todos nuestros hábitos tienen un impacto en la naturaleza, incluso la manera en la que nos alimentamos,  porque para disponer de todos los ingredientes necesarios para  disfrutar de una ensalada, un agua de frutas, de nuestro platillo o bebida favoritos, ocurrió antes un proceso de producción en el que se requirieron varios litros de agua, cantidades grandes de energía e implicó la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero (GEI). ¿Lo sabías?

Todo lo que consumimos deja, principalmente, dos huellas en el ambiente, ¿te imaginas cuáles podrían ser? Una es la huella de carbono, que es la cifra de emisiones de dióxido de carbono - el principal GEI - asociadas a la elaboración, transportación, uso y desintegración de todos los productos de los que nos beneficiamos. Aunque no siempre se emite dióxido de carbono (CO2), todos los gases contaminantes expulsados en alguna etapa de la vida de un producto, guarda una equivalencia con este GEI, por lo que la huella se mide en CO2 equivalente. La otra es la huella hídrica debida a la cantidad de agua que se requiere para la producción de cada alimento, transporte y asimilación de los contaminantes generados en estos procesos. A esta cantidad de agua se le conoce como “agua virtual”.

¿Todos los alimentos tienen el mismo impacto ambiental? No, pues el tamaño de la huella hídrica y de CO2 que dejemos en la Tierra con nuestros hábitos alimenticios, dependen del tipo de alimentos que consumimos, la frecuencia de compra y el lugar donde los adquirimos. Por ejemplo, no es lo mismo desayunar a diario un vaso de leche de 200ml, para el que se requirieron 200 L de agua en su generación1, que un vaso de jugo de naranja, para los que se necesitaron 170 L2 - treinta litros hacen una gran diferencia-. De hecho, el 70% del agua dulce disponible en el planeta, se utiliza en la agricultura y la ganadería, por ello, un consumo responsable de alimentos también implica un consumo responsable del agua dulce mundial.

Además, entre más cerca se encuentre la fuente de producción de nuestros alimentos, menor distancia recorrerán para llegar a nuestra mesa, lo que implica menores emisiones. Y si nuestro deseo es reducir al máximo nuestras emisiones, podríamos ir considerando tener nuestro propio huerto en casa. Acá te decimos cómo hacerlo. En ese sentido, conocer la procedencia de nuestros alimentos nos permitirá tomar mejores decisiones si deseamos adquirir el que implique una menor huella de carbono.

La sostenibilidad en nuestra alimentación no sólo se asocia con la huella de carbono ni la hídrica. También depende de sus procesos de producción y del uso de ingredientes propios de cada localidad, ya que mientras más se consideren los ciclos naturales y se evite el uso de agroquímicos o plaguicidas, podemos hablar de una agricultura realmente sostenible.

Generalmente son los agricultores locales y pequeños productores los que llevan a cabo estas dinámicas de respeto a las temporadas naturales de crecimiento de los alimentos, ciclos de lluvia y sequía, así como de los reguladores de plagas naturales, papel que desempeñan ciertas especies de fauna silvestre. En nuestra ciudad, alcaldías como Álvaro Obregón, Milpa Alta, Cuajimalpa de Morelos, Tlalpan, Xochimilco, Magdalena Contreras y Tláhuac, producen una diversidad de artículos agrícolas como papa, brócoli, amaranto, maíz, frijol, entre otros.

En tanto que usar ingredientes locales, como algunas especies de quelites como los huauzontles, que crecen en la Ciudad de México3, ayuda a su conservación y apoya a la preservación del equilibrio de los ecosistemas en los que habitan esas especies. 

Una revista médica del Reino Unido recomienda tener una dieta personal de 2.500 kilocalorías diarias, basada principalmente en duplicar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos, además de reducir a la mitad el de carne roja y azúcar, para hablar de una alimentación idealmente sostenible4, donde se usen ingredientes específicos de cada cultura y localidad.


Ahora que vayas de compras, recuerda dar preferencia a los productos locales, compra en mercados locales, mercados alternativos y acercarte directamente con productores de la Ciudad a través de la Caravana de productos rurales o o participa en el Mercado de Trueque, que volverán a llevarse a cabo pasada la contingencia por COVID-19. Investiga la procedencia de lo que comes; hazte de hábitos alimenticios saludables y sostenibles.



1 Cuidar el agua es cosa de todos - SEDEMA. Agua virtual.
cuidarelagua.cdmx.gob.mx/agua_virtual.html
2 Consejo Consultivo del Agua. Huella hídrica.
youtu.be/VEdMo7uu15s 
3 EncicloVida - CONABIO. Huauzontles.
enciclovida.mx/especies/232509-chenopodium-berlandieri-subsp-nuttalliae
4 El País. La dieta perfecta para salvar el planeta y la salud del ser humano.
elpais.com/sociedad/2019/01/16/actualidad/1547667687_190434.html





 
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